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Después de unos cuantos besos para que ambos lograran tranquilizarse y mantener el ambiente, las manos de Jimin tomaron el doblez de la camisa ajena y comenzó a retirarla con lentitud, de forma tortuosa para mantener aquella tensión que brotaba ardiente.

Cuando la prenda finalmente se hallaba en el suelo, el menor estaba besando su cuello con fervor, deseando marcar toda la extensión con su amor. El recorrido de sus belfos bajó por todo su cuello, hasta hallarse en su pecho y allí besar demás, dejando una mancha rojiza en la piel.

Cuando despegó sus labios y notó aquello, sus orejas ardieron y su rostro se tiñó de un rojo intenso.

—No era mi intención-

—Está bien —susurró Min, tomando la mano ajena y llevándola a su pecho, justo sobre la marca—. Puedes hacer todas las que quieras, soy tuyo.

Y el corazón de Jimin latió desesperado, lleno de emocion. Las palabras de Yoongi siempre parecían ser las correctas para acelerar sus latidos y llenar su alma.

Sus manos acariciaron el abdomen ajeno, tan solo rozando con sus yemas, pero fue suficiente para que el pelinegro tuviera que morder su labio para callar sus jadeos, necesitado de más contacto. La actitud inexperta y lenta de su novio, tocando de forma insegura y haciéndolo rogar por más le aumentaba la calentura.

—¿Sabes? Cuando fuimos a la fiesta de Soobin —Jimin llevó sus dedos al pantalón y sacó el botón con cuidado—, había algo que yo quería hacer...

Claro que Min recordaba aquello, se lamentaba cada segundo de haber tenido que decir no.

Pero no era su culpa, solo temía que su novio viera el montón de quemaduras que tenía de tan solo un par de horas antes.

—Ese día estaba avergonzado por mis heridas —susurró, lamiendo sus labios cuando los dedos de Park bajaron su cierre cautelosamente, sin siquiera hacer ruido.

—No deberías estarlo nunca —el rubio llevó su pulgar a la barbilla ajena, liberando al labio que Yoongi tenía capturado entre sus dientes para evitar gemir mientras su novio seguía repartiendo caricias por su torso—. Tus cicatrices no te hacen menos hermoso, sigues teniéndome cautivado cada vez que te miro.

—Pero son demasiadas... —Min evadió la mirada con pena

—Entonces déjame besarlas todas.

Y como si aquello fuera una promesa, Jimin dio la vuelta en la cama, para quedar él encima esta vez, apoyándose en sus rodillas para no lastimar los muslos ajenos.

Yoongi iba a mencionar alguna palabra, a decirle que no debía hacerlo si no quería, a por lo menos avisarle que si su cuerpo le desagradaba él lo entendía; pero su garganta se cerró cuando los gruesos y rosáceos belfos se le estamparon en el abdomen.

La lengua caliente de Jimin se le deslizaba desde el medio del pecho hasta el ombligo, dejando un camino brillante de saliva a su paso. Min se estremecía de placer, cerrando sus ojos y temblando ante el contacto.

Segundos después, Park bajó su pantalón, teniendo frente a sus ojos la prominente erección ajena marcada contra el bóxer, dura y necesitada.

Yoongi bajó su mirada, captando a su novio mirar su miembro con curiosidad, con sus mejillas rosadas y sus manos temblorosas. Era su primera vez haciendo algo de este estilo, claro que no sabía cómo continuar.

—¿Estás seguro de que quieres hacerlo?

—Lo estoy —respondió, tomando la liga del bóxer entre sus dedos—. ¿Te molestaría guiarme? Solo he visto esto en películas y...

wish you were sober | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora