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Park estaba totalmente exhausto, luego de su desequilibrio emocional ayer, todo su cuerpo le había pasado factura a sus gritos descontrolados y su furia creciente que le había ensordecido los sentidos y agobiado cada parte de su ser. Es por ello que ahora mismo se encontraba oculto bajo las sábanas de la cama de su madre, evadiendo los rayos de luz que se colaban por su ventana y los ruidosos transeúntes de aquel domingo en la mañana.

A pesar de que fingía dormir o trataba de hacerlo, su mente estaba centrada en vagos recuerdos del día anterior, evocando todo lo que había tenido lugar en aquella fiesta en la piscina de los Jung. En sus planes no estaba ni siquiera remotamente besar a Min Yoongi de nuevo.

Claro que lo había besado, lo había hecho de verdad. Agradecía a todos los dioses que pudiesen haber entre las nubes que esta vez su amigo no hubiese escapado sin dar explicaciones, dejándolo con una maraña de sentimientos inquietos que debía tratar solo. Esta vez, Yoongi se había quedado ahí luego del beso y le había sugerido ir a dormir a su casa para poder cuidarlo. Jimin hubiera accedido, claro que sí, es más, tenía el "sí" en la punta de la lengua lleno de emoción, pero se negaba a dejársela tan fácil a Min.

Honestamente, tenía demasiado miedo de complicarse de aquella manera y que aquel muchacho simplemente se gotara y se fuera, pero prefería que se fuera con su poca paciencia y sus bajas intenciones de algo romántico, a dejarle pasar todos los momentos tortuosos que le hizo pasar en un solo momento. Quería que le demostrara que de verdad quería intentarlo, que verdaderamente se iba a esforzar por cambiar y tratar algo con él.

Cuando le hizo la insinuación a Yoongi de que deseaba que se aplicara para realmente merecer el perdón por todos aquellos malos ratos que le dio a Jimin, esperaba que en cuestión de unos días quizás tratara de hablarle de nuevo sobre sus sentidos o que quizás terminaría de alejarse con sus miedos, dejando a Park solo pero al menos sabiendo que aquel joven realmente no era capaz de pelear por él.

Sin embargo, fue una sorpresa para él cuando su madre entró a la habitación, diciéndole que Yoongi estaba abajo esperando por él para ir a desayunar. Era totalmente inesperado o eso pensó hasta que leyó el mensaje en su celular.

Yoongi

Voy a pasar por ti a desayunar esos waffles que te gustan
(8:19 a.m.)

Claro, entre sus pensamientos y recuerdos, totalmente agotado bajo sus sábanas no había revisado su celular. Ya había pasado una hora desde ese mensaje.

Con rapidez, Jimin corrió a su habitación y tomó un jean celeste, además de esa camisa que Min le había prestado aquel día en la piscina. Luego de colocarse unas converse y peinar un poco su cabello, bajo a paso veloz al salón, donde su amigo lo estaba esperando sentado, platicando con su madre.

— ¿Irán caminando? —cuestionó la señora Park, mirando a Jimin como si le estuviera advirtiendo.

— Claro, mamá. O tomaremos el autobús —respondió rápidamente, antes de que Yoongi mencionara cualquier cosa.

Cuando el pelinegro se levantó y pudo observarlo bien, a Jimin se le fue el aliento en un suspiro. Min se veía sumamente atractivo, con un jean azul grisáceo, una camisa blanca y una chaqueta negra simple. Por alguna razón, la ropa se le veía encantadora solo por el hecho de que la llevaba él, Park no lograba descifrar si se trataba de que estaba demasiado enamorado o si Yoongi había nacido para ser un hermoso modelo al que todo le lucía bien.

Al salir y caminar dos calles hacia abajo y subir al Rover de Yoongi, este soltó una suave risa y miró al muchacho a su lado.

— ¿Por qué tu madre detesta tanto mi auto? —preguntó entre risas, detallando las facciones del rubio.

wish you were sober | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora