La brisa mañanera era deplorablemente fría, sobre todo cuando el invierno ya había dado paso a una floreada estación, donde todos los jardines rebosaban de brotes listos para florecer coloridos y resplandecientes. Sin embargo, la iluminación exagerada del sol echando sus primeros rayos primaverales solo le daba jaqueca al rubiecito escondido bajo sus gruesas mantas, tratando de ocultarse del alba que le martillaba la cabeza.
—Jimin, voy a llegar tarde —avisó su madre, entrando a la habitación ya vestida. Su figura resaltaba en la ropa negra de oficina, siendo sus curvas bastante marcadas, ayudando los pendientes de perla a resaltar su pálida tez y su atractivo rostro. Su mamá era sumamente preciosa, como una angelical flor de esas que comenzarían a abrirse pronto—. Si no te apresuras te voy a dejar para que vayas en autobús o le pidas a Soyeon que te lleve.
—Soyeon no puede, su hermano llegó de Japón y la lleva en su auto deportivo, no tienen lugar para mí —el rubio se enrollaba entre las frazadas, negándose a abrir los ojos y enfrentarse a lo que la vida tenía hoy para él.
—Entonces irás a pie, porque el autobús tampoco piensa esperarte —espetó arisca, abriendo las cortinas de par en par y saliendo de la habitación—
Cinco minutos, Jimin.El muchacho tomó su última advertencia y rápidamente entró al baño, duchándose con fiereza como si eso fuera a quitarle el sueño y arrancarle el cansancio de la fiesta a la que había asistido el sábado, pensando que si estrujaba con tal fuerza, se le desprenderían los momentos vividos ese día y podría ver a Yoongi a la cara sin querer correr lejos.
Le dolía el cuerpo, cada músculo se sentía pesado por la necesidad de una siesta que le curara todos los males; sentía que apestaba alcohol a pesar de no haber bebido ni una gota jamás; y, sobre todo, la cabeza le daba vueltas como si de un carrusel dañado se tratara, girando a toda velocidad sin parar, mareándolo y torturándolo.
No era el hecho de que fue a una fiesta llena de alcohol, estupefacientes y música alta, era el hecho de que en esa fiesta fue un iluso que se creyó todas las preciosas palabras de su enamorado hasta que este estuvo a punto de vomitarle la cara.
La peor parte es que no era la primera vez, Min se le había estado insinuando ebrio desde hace ya unas cuantas salidas atrás, pero únicamente cuando el alcohol había entrado en su sistema y le arrebataba la coherencia.
La primera vez había sido hace ya dos meses, en aquella fiesta en casa de algún amigo de Yoongi, donde celebraban haber ganado un partido de baloncesto, por lo que bebieron un montón de vodka e invitaron a todas las chicas que se cruzaban. Claro que, a pesar del montón de mujeres disponibles, Yoongi extrañamente terminó en brazos de Jimin en el fondo del jardín, diciéndole que le encantaba su camisa roja; Park recordaría ello con emoción si no hubiese visto al azabache diez minutos después comiéndose a alguna chica de vestido rojo mientras le decía que le encantaba su vestido.
Claro que el rubio no tenía la suficiente osadía para encararlo, es más, él pensaba que tenía demasiado orgullo como para hacer el ridículo y perder la dignidad demostrando que aquellos pequeños momentos de flirteo habían significado algo para él y quería saber por qué ocurría. A día de hoy, ya había deducido la causa de estos episodios: alcohol.
Yoongi solo le prestaba atención o lo veía de una manera que no fuera solo su amigo cuando había bebido grandes cantidades y se le mezclaban las ideas.
Claramente, esto lastimaba el corazón del menor como nadie se lo imaginaría, pues, mientras a él Yoongi solo lo quería cuando estaba embriagado, Jimin lo quería estando totalmente sobrio y consciente.
Cuando el rubio terminó de bañarse, su madre tocó dos veces el claxon, avisando que ya no esperaría ni un minuto más.
—¡Voy bajando! —gritó por la ventana, mientras se ponía el bóxer y subía sus pantalones con rapidez. Se puso la camisa en el trayecto bajando las escaleras y cuando se subió al vehículo ya estaba vistiendo su chaqueta y zapatos, con el bolso en hombro.
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wish you were sober | yoonmin
FanficJimin estaba cansado de ir a fiestas, de los destellos coloridos de las luces, de la música a todo volumen, de la gente pretendiendo ser alguien que no era, de que Yoongi solo lo amara cuando estaba pasado de copas. "Llévame donde la música no sea...