04

3.1K 436 126
                                    

Jimin quería salir corriendo, deseaba poder ponerse de pie y que sus pies lo llevaran a algún lado ya mismo, no importaba el lugar, solo que fuera lejos.

No era el frío aliento que le soplaba la noche primaveral colmada de estrellas, con una hermosa luna llena que resplandecía en su lugar, magistral y encantadora. No era el frío césped que relucía bajo las luces de los astros y sus flores recién nacidas ocultas entre la oscuridad. No eran las vivas calles del último sábado de marzo, irradiando las vivas luces de cada hogar que se encontraba despierto a tan altas horas.

Era la pareja frente a él que se besaba de manera escandalosa y explícita, pasándose por la boca el humo del cigarrillo electrónico mientras se toqueteaban sutilmente sobre la ropa. Era que la pareja era Min Yoongi y otra de sus tantas conquistas.

El rubio se encontraba incómodo en su lugar, tratando de evitar mirar aquella escena o la mirada de un pelirrojo que no se le quitaba de encima.

Un muchacho alto y de hebras rojas como el fuego llevaba media fiesta mirándolo encantado, como si quisiera acercarse a hablarle. Sin embargo, Park no estaba interesado en el muchacho y ni siquiera lo conocía, así que se negaba a acercarse a aquel hostigador.

Jimin jamás encontraría una sensación de pertenencia a aquellos ambientes tan ruidosos, llenos de música y voces que se confundían entre la multitud, llenos de humo de cigarro y olor a alcohol por doquier.

Pero su necesidad de ser apreciado por Yoongi le ganaba a su odio por aquellos bullicios coloridos, si esta era la única forma en la que pudiera estar junto a Min, disfrutando su cercanía y su afecto intermitente, no le quedaba de otra.

Por más de que solo se llevaba malas experiencias de estas reuniones, seguía viniendo con la ilusa idea de que, algún día, todo sería diferente. De que Yoongi lo tomaría de la mano y lo llevaría lejos en su Rover, a besarse con amor y no necesidad.

Eso era. Jimin tan solo sufría implorando amor.

— Hey, Jimin —su amigo lo llamó, tratando de captar su atención—. ¿Quieres acompañarme a buscar algo de beber? —cuestionó Min, con sus labios colorados de tanto besarse a aquella pelinegra. Olía a alcohol, pero no parecía totalmente ebrio.

— Claro —asintió mientras se dirigían a la cocina.

Ya allí, vio como el pelinegro se servía en un pequeño caso algo transparente y comenzaba a rebuscar entre la nevera, revolviendo entre las frutas del anfitrión —quien sea que fuera—.

— ¿Qué pasó con Jennie y Jisoo? —preguntó el rubio, apoyándose en la encimera, mirando los movimientos torpes de su amigo.

A decir verdad, Yoongi estaba aterrado. A pesar de que él solo quería algo casual con ellas, quizás un trío y luego no hablarse por un par de semanas, Jennie se había mostrado muy interesada en él las últimas semanas.

Además, Jisoo se había negado a besarlo y él no insistiría, Min Yoongi jamás rogaba, era más del tipo que prefería que le rogaran.

Jennie se había mostrado interesada en sus pasatiempos, su color favorito y todas esas cosas estúpidas que preguntas cuando quieres hacer un amigo o ser pareja de alguien, y Min definitivamente no quería pareja. Quizás Kim era bonita, pero él no buscaba una novia, no quería un compromiso que solo le diera más ataduras y problemas.

Todo explotó cuando la chica preguntó sobre las marcas rojizas y blanquecinas que le había divisado en las piernas la semana anterior. Eso era demasiado, jamás se había atrevido a mencionar una sola palabra a nadie acerca de dicha situación, menos lo haría con un simple ligue.

Min estaba horrorizado ante la idea de abrirse con alguien, de ser posiblemente juzgado y sentirse pequeño. De verse obligado a desarrollar un vínculo que lo llenaría de responsabilidades y le quitaría de nuevo su tan preciada libertad, aquella que le daba vida y le permitía tomar las riendas de su vida algunas veces.

wish you were sober | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora