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Las manos de Jimin se deslizaban desde la espalda baja ajena hasta sus glúteos, repartiendo suaves caricias y dando leves apretones de vez en cuando, acercando cada vez más el cuerpo ajeno al propio.

Yoongi devoraba sus labios con fervor, acariciando su espalda bajo la camisa, rozando sus yemas en su piel para causarle escalofríos a su amado.

—Yoongi... —jadeó el rubio, cuando sintió las manos ajenas deslizarse hasta su abdomen, acariciando la piel en su vientre.

La lengua de Min de deslizaba en la boca ajena, callando sus suspiros. Llevaban ya un buen rato besándose sin parar, deseando durar para siempre encerrados en aquel momento.

—Llegaremos tarde... —susurró Yoongi, cuando Jimin se colocó sobre él, sentándose justo sobre su vientre.

—Ni siquiera sé que ponerme aún.. —protestó el menor como excusa, comenzando a depositar besos en el cuello de su enamorado.

—Hablando de eso —interrumpió Yoongi, poniendo sus manos en los glúteos ajenos y masajeándolos mientras su novio seguía succionando y mordisqueando su cuello—. Ayer te compré un regalo, fue por eso que tardé un poco en aparecer.

—¿Un regalo? —preguntó Park, dejando su labor junto a la nuez de su novio para poder mirar sus ojos. Relamió sus labios al notar un par de marcas moradas destacar allí, aún brillantes en saliva.

—Mhm —afirmó, tomando asiento para quedar frente a frente con su amado—. Y pensé que podrías usarlo hoy.

—¿Qué es? —el rubio se movió del regazo ajeno, permitiéndole al mayor levantarse y rebuscar en su bolso una bolsa blanca con las letras de alguna marca en su parte delantera.

—Pensé que podríamos ir combinados, ¿sabes? —comentó el pelinegro, entregando el obsequio a su amado.

Este abrió aquella bolsa y observó con ojos brillosos la camisa negra con las letras "FG" escritas en blanco justo a nivel del pecho. Era como la que él le había regalado, pero con los colores invertidos.

—Está muy linda, mi amor —chilló con emoción, lanzándose sobre su novio para abrazarlo, cayendo ambos sobre la cama.

—¿Quieres que las usemos hoy?

—Sí, sí, sí —Jimin comenzó a plantar besos por todo el rostro del pelinegro, haciendo que este comenzara a reír con sus mejillas pintadas de carmesí.

—Vamos a vestirnos entonces —sugirió el mayor, picoteando los labios ajenos antes de ponerse de pie.

Cuando el mayor se quitó la camisa y el pantalón, para comenzar a buscar entre sus cosas la ropa que utilizaría hoy, Jimin lo miraba con ojos resplandecientes y un corazón acelerado.

Él siempre lo miraba como si fuera la primera vez.

—Te inspiraste haciendo esto, ¿eh? —cuestionó el pelinegro con una expresión divertida, mirando el chupetón morado en su cuello, rodeado por otros más pequeños.

—¿Te molesta que los haga? —preguntó el rubio, poniéndose de pie y quitándose la camisa.

—No, me gustan. Así todos sabrán que soy solo tuyo —el mayor tomo la cadera ajena, y acercó sus cuerpos hasta que sus pechos rozaron, para luego plantarle un lento y profundo beso.

Sus labios siempre estaban sincronizados, en cada beso, parecían estar hechos para encajar.

—También encontré esto en mi clóset —Min se separó del beso y sacó de su mochila una chaqueta de cuero. Era de Jimin, solía llevarla diariamente pero ahora que se la había dejado a Yoongi aquel día hace meses, no la había visto más.

wish you were sober | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora