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— ¡¿Qué carajos te pasa, Min?! —preguntó alterado el rubio, sintiendo su rostro arder de la ira.

Jimin había llegado a su límite, no estaba para soportar más aquellas actitudes egoístas de otros. Estaba furioso, aquella cólera reinaba sobre su cuerpo, haciendo que sintiera que no era él quien controlaba sus acciones y palabras.

La rabia era tanta que sentía sus orejas quemando, su ceño se fruncía con tanta brusquedad que le dolía y sentía los líquidos de su estómago ebullir, como si estuviera a punto de vomitar en cualquier segundo. Sus manos picaban por estamparle un golpe en el rostro a Min, estaba tan enojado que no pensaba con claridad.

Y para colmo, Yoongi estaba ebrio, caminando torpemente y con sus mejillas rosadas por la cantidad de licor en su cuerpo.

— ¡Él iba a besarte! —exclamó con enojo un bastante ebrio pelinegro, mirando a su amigo frente a él, mirándolo con sus ojos entrecerrados y con un odio profundo.

No era solo el hecho de que haya golpeado a Hoseok, era el hecho de que se atrevía a interrumpir aquella situación de manera infantil y ridícula, solo por estar ebrio y no querer que Jimin besara a otro. ¿A él qué le importaba? Al final del día parecía estar muy contento, disfrutando de las muchachas en la fiesta y del alcohol que le cegaba los sentidos.

— ¡¿Y qué mierda te importa?! ¡¿Acaso tú y yo tenemos algo?! ¡Vete al carajo, Yoongi! —gritó furioso, agachándose para ayudar a Jung salir de la piscina—. Lo lamento, Hobi —le dijo de forma tosca, debido a la molestia que lo consumía. Cuando el teñido estuvo fuera de la piscina, lo ayudó a secarse con una toalla.

Min veía toda la escena y sentía como si le estuvieran arrancando el corazón, no quería ver a Jimin con otro, por mucho miedo que tuviera de estar a su lado luego de que lo viera lleno de cicatrices, se negaba a tenerlo lejos y verlo con otro lo hizo darse cuenta de aquello.

— Jimin —lo llamó, tomando su brazo. El rubio se alejó, dándole un fuerte manotazo que hizo que el pelinegro se acariciara el dorso de la mano adolorido.

Y antes de que aquel hombre dijera algo más, Park caminó dentro de la casa ardiendo en furia, sintiendo que en cualquier momento terminaría de explotar y no sería nada bonito.

— Jimin —lo volvió a llamar Min, siguiéndolo. Cuando se adentraron en la cocina y vio a aquel rubio tirar de sus cabellos con desesperación, comenzó a preocuparse, debía intervenir—. Jimin, yo...

— ¡¿Tú qué?! —le gritó, sintiendo que la garganta se le desgarraba y la cordura lo abandonaba en cuestión de segundos, solo oír la voz de aquel ebrio joven lo hacía enojarse más y más—. ¡¿Acaso no puedes dejarme en paz?! —su voz salía desgarradora de una forma inhumana, parecía que no controlaba ninguna parte de su cuerpo, solo era una bola de caos y rabia incendiando todo a su alrededor.

— Pero- —la voz de Yoongi era repentinamente aguda, como si estuviera lleno de miedo, y es que jamás había visto a su amigo tam furioso, gritando y arrasando con todo a su paso. Normalmente, Jimin manejaba sus sentimientos y tan solo tragaba pesado y respondía de forma amable y paciente, pero esta vez no era así, parecía que había algo más poseyéndolo.

— ¡¿Pero qué?! —vociferó, sintiendo su respiración caliente y agitada, sintiendo que el aire no le llegaba y comenzaba a marearse.

— No quería que él te besara, yo quiero ser quien lo haga —murmuró, sintiéndose pequeño en su lugar, con sus ojos comenzando a picar y sus manos temblando.

— ¡¿Para qué?! ¡¿Para luego irte corriendo y dejarme allí plantado como un imbécil?! —se quejó, apretando sus puños con tanta dureza que sus uñas se clavaban en sus palmas y sus nudillos perdían todo color.

wish you were sober | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora