Los mensajes con Hoseok se habían vuelto frecuentes en esta última semana, pues el teñido parecía siempre tener un tema de conversación para hablar, haciendo la plática placentera.
Jimin disfrutaba su amistad, el hecho de hacer nuevos amigos que no parecían desear utilizarlo y luego deshacerse de él, amigos que no lo querían solamente para desahogar sus penas y luego ignorar que él también era un ser humano que lloraba, sentía e imploraba por algo de amor.
Sus últimos mensajes con Jung habían sido invitándolo a una reunión en su casa esta misma tarde, para que pudiera "disfrutar de la piscina como se debía", según las palabras del muchacho.
Debía admitir que aquel joven era sumamente guapo, su nariz perfilada, sus ojos tan expresivos y sus pómulos bien marcados, cualquiera moriría por alguien de tal atractivo. Y, como si los rasgos físicos no fueran suficiente, era un hombre honesto, que no se molestaba en ocultar lo que realmente sentía, además de ser totalmente seguro de sí y muy gentil, incluso tenía una enorme casa con piscina, cine e incluso una sala de juegos.
Pero todos esos encantos no hacían a Jimin caer, no importaban los millones en la cuenta, los lindos y caballerosos tratos que le daba o lo cautivador que era físicamente, él seguía bien embelesado por cierto pelinegro que lo había estado evitando de la forma más flagrante posible.
Había enviado mensajes a Min, tratando de preguntarle lo que había hecho mal o al menos hablar casualmente como antes —cosa que había sido imposible desde hace meses—, sin embargo, este no se molestaba siquiera en leer el mensaje, tan solo lo ignoraba abiertamente. Incluso rechazó sus llamadas cuando, en su desespero, le repicó cerca de tres veces a la media noche del jueves.
Fue así como decidió rendirse, a fin de cuentas, Min había parecido olvidar rápidamente como le rogaba por un beso, ya que en menos de una hora se había encerrado con una muchacha en otra habitación.
No quería preocuparse por Yoongi en estos momentos, deseaba disfrutar un poco sus vacaciones con sus nuevos amigos y evadir el hecho de que su corazón latía como un loco cada vez que mencionaban el nombre de aquel muchacho.
Es por esto que ahora mismo estaba camino a la casa de Taehyung, ya que irían juntos a la reunión en casa de Jung.
En aquella casa a la que Jimin se dirigía, acostado entre las mantas y recibiendo delicadas caricias en su cabello, un infantil Jungkook se encontraba mostrando a su novio todos los stickers de la banda de japonesa que tanto adoraba.
— ...y este es de cuando fueron a Fukuoka el año pasado —seguía explicando el castaño, con su cabeza recostada en el pecho de su amado. Habían terminado de comer unos panqueques que les habían hecho los padres de Kim, por lo que ahora estavan reposando la comida mientras esperaban a Jimin.
A pesar de que la expresión de Taehyung era puro amor y alegría ante como su amado le mostraba con emoción cada pegatina, en realidad tenía palabras estancadas en la garganta que le dolían, como un tapón que no lograba salir.
Sentía una punzada en el pecho y su mente estaba llena de ideas confusas y necesidad de sacar todo lo que lo agobiaba, deseaba expresarle en voz alta al castaño que le dolía ser un secreto, que le destrozaba el corazón tener que soportar verlo fingir interés por otras persona. Y es que él entendía y respetaba totalmente el terror de Jungkook por dejar a todos ver su verdadero yo, pero no podía evitar sentir un sufrimiento incesante ante el hecho de no poder ser amado en voz alta.
— Oye, calabacita... —lo llamó con cariño, besándole las hebras oscuras, temiendo hablar pero teniendo el deseo de expresarse para no seguir con este martirio—. ¿Has pensado en decirle a todos de nosotros?
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wish you were sober | yoonmin
FanfictionJimin estaba cansado de ir a fiestas, de los destellos coloridos de las luces, de la música a todo volumen, de la gente pretendiendo ser alguien que no era, de que Yoongi solo lo amara cuando estaba pasado de copas. "Llévame donde la música no sea...