Capítulo 36

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—Debo irme en cinco dias—digo en un suspiro a mi amiga.

Al volver a casa junto a Eros. Mi teléfono colapso con los múltiples mensajes, correos, llamadas, notificaciones.

Mi nonno. Lorenzo. Señor Utashi. Mis socios. En pocos términos. Estoy hasta el culo.

—¿Por cuanto te irás?—pregunta mi amiga mientras remoja sus pies en la piscina.

Eso es lo que no se con exactitud. Mis viajes tienden a variar. Unos son largos, otros cortos. No tengo algo en específico.

—Aun no lo se. Solo se que estaré ausente, y no quiero—El dejar a mis hermanas solas, solo me causa inseguridad.

He reforzado la seguridad en sus propiedades. En su personal. Con lo de Sharlene he estado un poco paranoica.

—¿Eros lo sabe?

Por supuesto que no lo sabe

No he encontrado el modo de decirle que me iré de viaje por unos días. Seguro va a pedir explicaciones y eso es lo que quiero evitar.

Voy a verme con la mafia Italiana y nadie puede saberlo. Mi nonno no es conocido como mafioso. Eso es un truco que he optado de el. Mentir en decir quienes somos. Todos piensan que Bruno Toriccelli solo es un emprendedor. Pero en realidad es la cabeza principal de la mafia Italiana.

Así es este mundo. Lleno de crueldad. Injusticias. Mentiras. Engaños.

Se lo que piensan

Que no tengo moral en reclamarle a Eros por mentirme con lo de mi hermana, porque yo le he estado mintiendo desde un inicio.

Mi pasado, y las acciones que tomé en el. Fueron antes del matrimonio. No después. Por ende, no estoy mintiendo.

—Aun no le digo. Sabes como es si algo le molesta o no esta acuerdo con ello—la miro.

Si algo no se hace como el dice, pelea. Si algo se hace diferente a como el dio la orden. Pelea también. No entiendo a mi marido.

—Tiene sus defectos como cualquier persona en el mundo, shein—tiene razón—Lo importante, es que te cuida y respeta. A su manera, pero lo hace.

—Le diré cuando vea la oportunidad. Por los momentos solo quiero relajarme, más tarde debo ir al bar a ver que carajos es lo que sucede.

¿En que momento mi vida se complicó tanto?

Ahora entiendo porque mi madre nos decía: no se casen.

Pero al final, termino casándonos. Ni modo.

—¿Qué te parece, si más tarde nos arreglamos. Tomamos la llave de la camioneta, y nos vamos al bar a tomar algo—propone con una sonrisa—Así, nos distraemos y tu, aprovechas de ver que es lo que sucede.

Me parece bien

—Me agrada esa idea.

-—Lo sé, soy un genio—alardea con orgullo.

La lanzo a la piscina y comienzo a reír al verla salir a la superficie.

—Maldita perra, me entró agua por la nariz—me regaña mientras intenta reponerse.

Yo solo río

Bianchell toma mis manos y me lleva con ella. Haciéndome caer dentro del agua. Salgo a la superficie y la fulmino con la mirada.

—Eso fue traición.

—¡Tu iniciaste!

Ambas estallamos en carcajadas

La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora