Capítulo 34

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Axell

Tres días

Tres días que Sharlene esta en observación y no despierta.

Se detectaron muchas cosas que no logré procesar ni la primera. Me duele verla ahí en esa camilla. Conectada a todas esas máquinas, esas agujas en sus brazos y manos. Verla tan tranquila, cuando ella siempre está riendo o jugandome bromas. Como cada noche, me abrazaba como koala para dormir. Sus mimos. Sus besos. Esta semana fue horrible para mi. No lograba dormirme, no sin ella.

Recuerdo que tomé la almohada que suele usar, para abrazarla y sentir que estaba conmigo a través de su olor. Pero no funcionaba. Porque por mucho que intentara mentirme, mi corazón tenía grabado su nombre. La necesitaba, la necesito más que al aire que respiro.

Sharlene no solo se convirtió en mi esposa, en mi compañera de vida, mi amante. Se convirtió en mi aire. En mis ganas de luchar. Es mi motivación a ser mejor cada día. Porque con ella, comprendí que todos merecemos ser amados. Pero amados completamente, no un amor a medias. El alba se asoma por la ventana de la habitación, el trato de las enfermeras, al igual que el de los doctores ha sido muy amable.

Claro, mi hermano se encargo de asustar a cada integrante de este lugar.

El amanecer, me recuerda a esos momentos donde Sharlene con su celular le toma fotografías al atardecer. Ella me dice que cada día es un nuevo comienzo. Un nuevo vivir. Una nueva experiencia. Y tiene razón. Cada día que despertaba sin ella, era como si me hubieran arrancado el corazón. Era una nueva experiencia, el no poder desayunar con la persona que amas.

Me levanto del sofá para ir por una taza de café. Este piso está solitario. A excepción de las enfermeras que se encuentran en una cabina. Ellas están encargadas de la salud de mi esposa. Llego a la cafetería y pido mi café. Al regresar a la habitación, veo como las enfermeras corren a la habitación que conozco perfectamente.

No lo pienso y corro, soltando el café para llegar al cuarto donde las enfermeras atienden a mi esposa.

—¡Su pulso es bajo!—dice una.

¿Qué? No No no

—¡Rápido, un marca pasos y llamen al doctor!—grita otra.

¿Marca pasos? ¿El doctor?

—Señor, necesitamos que salga de la habitación—la enfermera me habla pero no le hago caso.

Esto no puede estar pasando

No a ella.

—¡De aquí no me voy!—la ansiedad que tengo en estos momentos solo empeoraba mi situación.

—Señor, debe salir...De lo contrario no podremos atender a su esposa y podría morir.

¡¿Que?!

—¡Salga ahora mismo!.

Reaccioné como pude y salí de la habitación. Esto no puede suceder. No a ella. No estoy preparado para otra pérdida, y menos cerca de la fecha de mi padre. La impotencia de no poder hacer nada me estresa, las lágrimas viajan por mi rostro sin control. Tomo mi celular y marco a la única persona que puede ayudarme en estos momentos.

—Axell...¿Qué sucede?—la voz ronca de mi hermano responde con pereza.

Seguro estaba durmiendo

—Sharlene....

Rompí en llanto.

—Escúchame, necesito que te calmes, voy para alla—réplica con calma.

—Tiene el pulso bajo—chilló bajo, me comienza a faltar el aire—Eros no puedo respirar.

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora