Capítulo 50

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El día es la noche. El cielo es tan lúgubre como el corazón de los monstruos que nos colocan en este tipo de situaciones. Los huesos helados, siendo abrazados por el frío viento que han llegado esta mañana a la hermosa Alemania.

La ciudad apenas se estaba reponiendo del daño que he causado, solo que será en vano. Porque este día no será pacífico, mucho menos sencillo.

-¿Qué te atormenta, Psique?.

Eros me abraza por detrás para pegarme a el, me he hundido en mis pensamientos frente a la ventana del hotel que no había caído en cuenta que ya estaba listo para irnos.

Suelto un suspiro para tocar sus manos

-Tengo un mal presentimiento, algo en mi pecho que no puedo explicar-respondo bajo.

Me gira para mirarme, me regala una cálida sonrisa para darme un beso tierno. Es extraño en el , pero amo cuando es cariñoso.

-Todo saldrá bien, hermosa-dice para unir nuestras manos-Salvaremos a tu familia y nos iremos a nuestra casa y te preparare un baño con sales, tu comida favorita, y veremos una maraton de rápido y furioso-propone y sonrio en respuesta.

-¿Tu me vas a cocinar?, el gran Dios Eros Vasileiou Makris, quien se queja porque su esposa no lo deja prenderse como un niño malcriado...

Su sonrisa decae y hace una mueca de disguto

-Matando el romance como siempre-rueda los ojos.

-No me haga esa expresión o le daré un buen motivo para que ruede los ojos-repito sus palabras divertida y el solo vuelve a sonreír con malicia.

-Iniciemos entonces...

Me burlo al ver que su ánimo cambia a mejor si le propongo cosas así

-Quieto señorito-detengo al instante-Solo le doy de su propia medicina. Además, dices que esas cosas son de mortales, por eso pregunto.

-Hay personas por las que vale la pena renunciar a su inmortalidad y compartir una vida simple he insignificante-responde ronco.

Mis ojos cafés conectan con sus esmeraldas que me admiran y anhelan en este y en cualquier momento.

-¿Soy simple e insignificante?

-Intentas ser simple y terminas destacando en cualquier lugar. Te sientes sin valor e insignificante, cuando vales todo en este puto mundo. Eres la Diosa más perfecta que he podido conocer y tener.

Tomo sus mejillas para bajar su rostro y besarlo. Estoy perdidamente enamorada de este rubio berrinchudo de veinticuatro años. Quien me ha demostrado todo lo bueno, lo malo, lo medio que cualquier persona puede tener. Me ha enseñado a no perder la fe. A amar, a querer. Me ha enseñado tantas cosas que no alcanzan números para contar.

-Espero se detenga señora Vasileiou, de lo contrario la haré mía en este instante-anuncia hostil y tiro de su labio para alejarme de su tentación.

Lo admiro por un tiempo, su cabello despeinado que me encanta, sus ojos verdes brillando como diamantes, su pecho con la respiración agitada, esta todo de negro resaltando su pálida piel de porcelana. Esos labios rosados y carnosos pero no tan exagerados entre abiertos. Sonríe con malicia para cargarme como un costal de papas.

-¡¿Que haces?!, ¡Sueltame!-digo entre carcajadas.

Escucho su risa ronca y viril, nos da una vuelta y me aferro a su espalda

-¡Voy a vómitar, idiota!

-Ni se le ocurra-réplica-¿Recuerdas cuando te propuse matrimonio?, fue algo parecido.

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora