Capítulo 47

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Karl se encargo de llevar a Artemis en persona a Grecia. Mi esposo, mi compañero y yo. Volvimos a la mansión en ese instante, Eros no decía nada al igual que Lorenzo. En cuanto a mi, la ansiedad y el terror me consumían lentamente.

Que mi familia estuviera en manos de él. Es lo peor que me ha pasado, ni siquiera cuando me tuvo que en donde casi muero, estuve tan aterrada.

Solo espero que no estén en el castillo. Ese palacio, es hermosa por fuera, pero por dentro es horrorosa. No lo digo por su decoración ni candelabros. Sino lo que yace más a fondo de la propiedad. Existen distintas habitaciones para torturas. Incluso en el laberinto que posee, es llamado el circuito.

Para ellos, es un deporte...
Para nosotros, es caer en demencia...

El circuito es un juego que el creó para poder divertirse, al igual que sus socios. Hace un año pude presenciar dicha actividad. Juegan con tu mente, hasta llegar al punto de quebrarte tanto que deseas morir. Cada pasillo tiene una sorpresa oculta o el camino está lleno de objectos que pueden herirte. Tienes suerte si logras llegar a uno tranquilo.

-Psique....¿Estas bien?

La voz viril de mi esposo me saca de mis pensamientos. No recuerdo haberme quedado ida, menos perderme en mi mente. Me atrae a el con cuidado donde con gusto me acurruco a el sin lastimar su brazo. Faltan al menos unos cinco días para retirarle el paralizador. Eso sí el doctor chequea que todo este en orden. Sus labios depositan un beso en mi frente, al mismo tiempo que soy bendecida por sus dedos, quienes acarician mi pierna en un intento de relajación.

-Si...Es solo que estaba pensando-respondo agotada.

Tengo sueño, hambre, dolor de cabeza debido al estrés y hambre. Solo quiero tocar mi cama y dormir hasta que mi cuerpo sienta que es suficiente.

-Al llegar le diré a Beatriz que te prepare de comer-comenta y lo miro.

¿Qué Beatriz no tenía libre el día?

-Amor, Beatriz esta libre-retiro unos mechones rebeldes de su frente-No debiste llamarla.

-Psique, no has comido nada y me niego a dejarte en ese estado-indica para mirarme y regalarme una sonrisa-Quiero que descanses, que comas, necesitas fuerzas para esto, Psique.

¿Qué he hecho para merecer a este hombre?

Y pensar que al inicio quería verlo cinco metros bajo tierra

-Lamento interrumpir su momento de amor-carraspa Lorenzo desde el asiento del piloto-Pero, ya estamos por llegar.

-Lorenzo, ¿Tienes hambre?.

No dice nada, y tampoco es necesario para saber que no ha comido. Lo conozco perfectamente.

-Yo estoy bien, gracias por preguntar-exclama indignado mi esposo-La hamburguesa que no comí estaba deliciosa.

Ruedo los ojos para darle un beso y deje el berrinche.

Suele comportarse así cuando me preocupo o coloco a alguien más sobre el, y más si esta presente

-Vez ella me ama a mí-le dice a Lorenzo digno.

Lorenzo solo niega con la cabeza

-Bien, al llegar necesito todo el personal-anuncio a ambos-Y más hombres.

-¿Cómo que hombres?, ¿Vamos a la guerra?-cuestiona emocionado-Si es así, más ganas de ir me dan.

Río ante su actitud pero el no irá. No me perdonaría que le pasara algo por mi culpa.

-Guarda el entusiasmo para la guerra, rubio-responde Lorenzo mientras parca la camioneta-Porque lo necesitarás.

Lorenzo baja de la camioneta para caminar a la casa. Eros frunce su ceño estupefacto por como lo trató Lorenzo.

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora