Capítulo 79

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-¡¿Díganme quién fue?!.

-Shein....Deberías...

-¡Una mierda Giyu! -la rabia y el dolor que sentía no podía compararlo con nada.

Han invadido mi bar

Mi hogar. Mi lugar seguro. Tanto mío como del resto.

-¡Hablen maldita sea! -le grito al único personal que me ha quedado vivo-. ¡Sino seré yo quien clave una bala en su pecho!.

Tres semanas...

Desde la gala. Tres semanas desde que estuve con Eros.

Intento respirar pero es difícil. Las ruinas de lo que una vez fue ese escape para más de uno me quiebra. El cañón en mi mano tiembla por el coraje que tengo. Camino de un lado a otro buscando una explicación para esto. Alguna pista de quien pudo ser el responsable. Suelto un grito cargado de ira.

-Muñeca...

-¡Muñeca una puta mierda! -Veo al chico que intenta acercarse.

-Basta Shein. Estas muy exaltada -el tono duro de Giyu solo empeora las cosas.

-¿Basta? -cuestiono incrédula-. ¡Basta!. No entiendes que esto no solo era un maldito bar -me descargo con él-. ¡Era una parte de mi!.

-¡Se que es una parte de ti, pero no por ello debes matar al personal! -me reprende.

-¡Yo mato a quien me plazca!.

Día de mierda el mio

Giro mi cuello donde se encuentran los últimos cuatro hombres de mi familia clandestina. Los otros yacen entre los escombros sin vida.

-Vuelvo a repetir y espero responda sabiamente -siseo entre dientes, acariciando mi cien con el cañón-. ¿Quién fue? Y ¿Cómo?.

Un carraspa su garganta para dar un paso al frente. Lo miro directo a los ojos y traga grueso.

-Anoche todos estábamos celebrando como siempre -inicia con voz temblorosa-. Los autos en la pista. La música retumbando el lugar. Hasta que, de la nada comenzaron las explosiones y tiroteos -su voz comienza a quebrantarse con cada palabra-. Luego todo pasó tan rápido que no pudimos pedir ayuda.

Mis venas van a estallar de tanta rabia que tengo. Desearía poder haber estado aquí. Haber hecho algo. He estado ocupada con tráficos y con los laboratorios que no pudi venir. Bianchell solía encargarse de clandestinos cuando yo no podía. Pero decidí sacarla de esta mierda.

Así como hice con todos. Quedándome sola con mi patrimonio.

-Vallanse a sus casas -suelto con las lágrimas a punto de salir-. Vallanse.

Se miran entre sí por mis palabras. Se que dije que los mataría pero Giyu tiene razón. Ellos no sabían que esto sucedería. Muchas veces me dejó llevar por mis impulsos o por la ira que no mido mis acciones o palabras. Doy vuelta para alejarme de lo que ha quedado de mí bar.

-Te exijo silencio -suelto fría.

-Yo conduzco -responde.

Subo al copiloto y miro por la ventana. Mis hombres se llevan a los únicos cuatro sobrevivientes. Por mucho que busco no logro encontrar nada. Este ataque pudo hacerlo cualquiera. Ahora más que he sido reconocida como dama italiana y la muñeca de la mafia.

-Toma.

Volteo para mirar al chico japonés quien tiene una caja de bombones extendida hacia mi. Bufo con una media sonrisa en mi rostro.

-¿De donde los sacaste? -pregunto para tomarlos.

-Llegaron ayer -dice con molestia.

Eros ha estado enviándome regalos. Flores. Cartas. Detalles desde la noche que lo dejé en la habitación solo con una manta cubriendo su cuerpo. Si, lo dejé. Me ha insistido en volvernos a ver. En que le dé una segunda oportunidad. La verdad es que, lo que sucedió en la gala fue un grave error. Y más, cuando don pervertido me envía mensajes, me hace llamadas que rechazo.

1:La Muñeca de la mafia [Mentiras Y Secretos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora