SEIS

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Sandra

Devoro los huevos rancheros que han preparado la madre de Sara y la de Gabriel, la cena ha sido un poco variada, he probado casi todo lo que había, excepto una ensalada que me estaba dando náuseas solo de verla. James me extiende un bol pequeño con fruta, me mira de reojo mientras lo hace. Mi madre ha debido de decirle algo sobre mi estado.

—Come más variado— me susurra.

—Me da asco— espeto susurrando.

—Come.

Tiro de su camisa hacia a mí.

—¿Quieres que todos se den cuenta?— le pregunto.

—Entonces tendrás que comer mejor.

—Pero me da asco— me quejo.

—Come la fruta que no te dé asco, cariño, tu... asunto lo necesita.

—Está bien.

James me sonríe. Acerco mi nariz al bol, mis ojos se posan sobre El Güero, está frente a mí mirándome fijamente. No me gustó cómo me trató antes, no debería haberme puesto una mano encima de esa forma, no lo quiero cerca de mí y mucho menos de mi hijo. No me importa lo que diga, no va a acercarse a nosotros.

Tomo un trozo de manzana del bol y lo meto en mi boca, El Güero fulmina a James con la mirada.

—Sisi— me llama mi hermano.

Lo tomo de los brazos de James y lo siento en mi regazo, él apoya su cabeza en mi pecho, pero sus ojos no dejan al Güero.

—Sisi— susurra.

—Dime.

Se pone de rodillas sobre mi muslo para poder llegar a mi oído.

—No me gusta ese— susurra señalando al Güero.

Reprimo una carcajada.

—¿Por qué?— le pregunto.

—Es feo.

La carcajada que estaba reprimiendo sale de mí, todos me miran confundidos. James nos mira con una ceja levantada.

—¿Qué has dicho Adrián?— le pregunta.

—Nada, papi— contesta con una sonrisa.

James me mira a mí.

—¿Qué es lo que te ha dicho?

Hago un gesto con mis dedos sobre mi boca.

—Lo que mi hermano me digas es entre nosotros.

James me sonríe, me da un beso en la sien.

—Parecéis muy unidos— me dice Melissa.

—Es mi pequeñito— contesto abrazando a mi hermano.

—¿Puedo dormir contigo, sisi?

—Sí, ¿quieres que veamos una película?

Mi hermano asiente con demasiado entusiasmo.

—¡Iron man!— chilla.

Siento un par de ojos posarse sobre nosotros, desvío la mirada hacia el pequeño hijo de Amara, nos mira con curiosidad.

—A Martín le encantan esas películas— dice ella.

—A mi niña también— contesta mi madre— Sandra ha sido quien ha aficionado a Adrián a ese tipo de películas y Tadeo a los coches.

—Como debe ser— contesta mi hermano Tadeo.

LA PRINCESITA #2.5 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora