LA PRINCESITA #2.5 [Disponible en físico]

OCHO

Sandra

Hay algo extraño en el ambiente, mis hermanos parecen distantes conmigo. No estoy muy segura, pero siento como si me evitaran, mañana volvemos a casa. La boda de Gabriel y Sara fue hace cinco días, todo salió bien, ellos se casaron y parecen felices, me alegro por ellos, son buenas personas que han sufrido mucho.

Dani ha estado muy pendiente de mí todos estos días. No ha vuelto a para nada entre nosotros, Gala me ha dicho que es mejor así, no deberíamos añadir el sexo a esto si queremos mantener una relación sana entre los dos por nuestro hijo. Eso es lo que más quiero, no me gustaría que mi hijo se criase con dos padres que no se llevan bien.

Mis hermanos salen del interior de la casa, Tadeo me mira mientras que Mario lo evita, algo se siente realmente mal. Tadeo asiente a nuestro hermano, luego se sienta al lado de Gala en la mesa de jardín, yo estoy en uno de los sofás de exterior en la zona del césped. Mario se acerca a mí, esta vez sí me mira. Mi pulso se acelera, él lo sabe, los dos lo saben.

—Levanta— me ordena.

—¿Qué pasa?

—Sandra, levanta, no me obligues a hacerlo yo.

Me pongo de pie, mi hermano me sujeta fuerte por encima del codo.

—Me haces daño— me quejo.

—Nunca esperé algo así de ti— gruñe.

—¡Mario suéltala!— grita Sofía— ¡No puedes castigarla por algo así!

—No te metas en esto, Sofía.

Mi cuñada se cruza de brazos.

—No hagas esto más difícil de lo que es— le dice a mi hermano— Tiene cerca de veintiún años, es adulta.

—Sigue estando bajo mi responsabilidad, es mi hermana pequeña.

—Mario, ¿qué está pasando?— le pregunto asustada.

Sus ojos se desvían de Sofía, cuando me mira a mí puedo ver toda la ira contenida, si fuese otra persona estoy segura de que me golpearía.

—No te hagas la tonta conmigo— me dice— Sabes perfectamente lo que pasa.

—Hermanito...— sollozo.

—Basta con esa mierda— me interrumpe.

Me arrastra por el brazo hasta llegar a la puerta de una habitación, nunca he estado en este lado de la casa, me obliga a sentarme en una silla en el pasillo.

—Quédate aquí, te juro que como te muevas...— mi hermano se muerde la lengua para no decir algo de lo que pueda arrepentirse.

Entra en el interior de la habitación. Me cubro la cara con mis manos, sabía que se iba a enfadar cuando se enterase de mi embarazo, pero no tanto, soy una adulta aunque a él le cueste asumirlo.

—Sandra.

Me limpio las lágrimas con el talón de mis manos.

—¿Por qué estás aquí?— me pregunta Dani— ¿Y por qué lloras?

—Lo saben— no puedo evitar que mi voz se rompa mientras lo digo— Mi hermano... Él...

Dani se agacha poniendo sus manos en mis muslos.

—¿Te ha hecho daño?— me pregunta.

Niego con la cabeza.

—Me ha agarrado fuerte por el brazo y me ha arrastrado hasta aquí.

Dani se pone de pie, me ofrece su mano, la cual tomo sin dudarlo, él me atrae a su cuerpo, rodea mi cintura con su brazo.

—Todo va salir bien para nosotros— me dice.