CUATRO

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Sandra

Esto no puede ser verdad, no me puede estar pasando esto. Tuve que hacer algo muy malo en otra vida para que me esté pasando algo así.

—Sandra, cálmate— me dice Gala.

—¡No puedo!— chillo nerviosa.

Me niego a que esto sea verdad. Es que no puede ser.

Junto mis manos en forma de súplica.

—Diosito nunca te pido nada, pero por favor, líbrame de esto.

Mi prima suspira.

—¿Estás segura de que es él y no otro?— me pregunta.

—Los recuerdos han ido viniendo poco a poco, Gala— contesto derrotada.

Hace poco más de dos semanas comencé a sentirme mal, me despertaba con náuseas, a veces hasta tenía que ir corriendo al baño para vomitar. Pensé que había enfermado con un virus estomacal, lo dejé pasar unos días, creí que se iría. Los recuerdos de El Güero sobre mí besándome y gimiendo ya habían comenzado a aparecer en mi mente, no le di importancia, sí, seguramente me había acostado con él, pero no me importó. No lo hizo hasta que me di cuenta de que me faltaba mi periodo, cuando comenzaron los síntomas fue cuando me di cuenta de que llevaba cuatro semanas de retraso. Fui corriendo a mi prima, necesitaba su ayuda, esto fue ayer. Ayer me di cuenta de que tengo más de cuatro semanas de retraso. Gala y yo fuimos a la farmacia a comprar un test de embarazo, terminé comprando cinco. Ella me dijo que era mejor que me lo hiciera por la mañana. Así que, aquí estoy, mirando los cinco test de embarazo sobre mi cama con mi sobrino Aslan al lado, todo con dos rayas bien marcadas. Sin lugar a dudas, estoy embarazada del Güero Hernández. Mi peor pesadilla hecha realidad.

—Sandra... Creí que siempre tomabas precauciones.

—Lo hago, pero esa noche los dos estábamos muy borrachos, no recordaba haberme acostado con él. Y cuando lo recordé, di por hecho que había usado un condón.

—¿Qué vas a hacer? ¿Lo vas a tener?

Me siento en el borde de la cama. No he vuelto a ver ni hablar con El Güero desde que se fue a su país hace un mes. Estúpida, ¿cómo vas a hablar con él si no tienes su número?

—No soy capaz de abortar— digo en voz baja.

Es la verdad, tener un bebé es lo que siempre soñé. No puedo deshacerme de este bebé, por mucho que odie a su padre y haya sido engendrado de forma incorrecta.

—¿Vas a decírselo?— me pregunta mi prima.

—Debo hacerlo, él puede decidir por sí mismo si va a estar en la vida del bebé o no, no voy a exigirle nada.

—Sabes que puedes contar conmigo para criar a tu bebé, ¿verdad?

Asiento. Quienes me preocupan son mis hermanos, cuando se enteren de que estoy embarazada se van a volver locos. Antes de hablar con ellos tengo que contarle todo esto al Güero.

—¿Cuándo fue el primer día de tu última regla?— me pregunta mi prima.

Hago cuentas en mi mente.

—Uhm... el día once de diciembre, como dos semanas antes de que me acostara con él— contesto.

—Eso fue hace más de dos meses Sandra, ocho semanas.

—¿Estoy de ocho semanas?— le pregunto.

—Sí, pero deberías ir con un doctor para que te haga una ecografía y una analítica.

LA PRINCESITA #2.5 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora