Daniel
Sandra y Cami agitan la bandera de Estados Unidos con la ayuda de mi abuelo, se ríen mientras lo hacen. El mástil es demasiado pesado para ellas dos, aun así, han querido intentarlo. Le doy un sorbo a la cerveza que mi padre ha traído desde México, me ha traído mi marca favorita, la extrañaba, cada vez que él hacía una barbacoa para nuestra familia compraba esta marca mexicana, también es su favorita y terminé amándola. Mi hermano Gabriel se une a nosotros, no he hablado con él, no mucho, la verdad. Martín se volvió loco cuando me vio, no estuve en su segundo cumpleaños, pero le envié un regalo, uno que ahora mismo lleva puesto. Está corriendo por todo el jardín de mis abuelos fingiendo ser Spiderman. Leo y Liam lo están siguiendo, también vestidos de Spiderman y Lucy... ella sólo está mirando fijamente a Marc, lo que me recuerda que debo matarlo. Mi primo es parecido a mí, alto, rubio, ojos claros y cuerpo bien cuidado, va al gimnasio varios días de la semana. Sí, tengo que matarlo. Mi prima Isabella se cuelga del cuello de mi hermano, él la aparta de un empujón, ella siempre ha estado enamorada de Gabriel. Mi padre la regaña en voz baja, aunque Sara ya se ha dado cuenta y viene hacia nosotros. Abraza a mi hermano por la cintura mientras mira a mi prima, ella pone los ojos en blanco.
Voy tras ella cuando entra en la casa, la agarro por el brazo para detenerla.
—¿Por qué has traído a tu amiga aquí?— le pregunto.
—Tú mismo te has contestado la pregunta, Emma es mi amiga.
—¿Y su hermano Andrew?
Isabella se encoge de hombros.
—Emma no quería dejarlo solo— dice— Nanny y el abuelo me dieron permiso.
—Sabes que ellos son demasiado buenos, no te dirían que no a algo así.
Mi prima tira de su brazo para liberarse de mi agarre.
—Si te molesta que Emma esté cerca de esa cosa a la que llamas esposas te jodes, no te la hubieras follado tantas veces.
Agarro a mi prima por el cuello con tanta fuerza que su espalda golpea contra la pared.
—Si no respetas a mi esposa te obligaré a hacerlo, sabes cómo me las gasto, prima.
—Me haces daño, bestia— dice sin aire.
Aprieto un poco más mirándola a los ojos. Luego la suelto, su espalda se desliza por la pared hasta que cae al suelo, se frota la garganta con las manos mientras tose y trata de tomar aire.
—Estás avisada, Isabella.
—Emma era la adecuada para ti— murmura— No esa colombiana.
Salgo al jardín ignorando a mi prima. Busco a mi mujer con la vista, pero no la veo.
—Ha ido con Martincito a enseñarle un nido de pájaros que había por un lado de la casa— me dice Amara.
—¿Por qué lado?— le pregunto.
Ella me señala el lado izquierdo de la casa. Camino por el pasillo que crean el muro de la casa y la pared, de pronto escucho un sollozo, uno que he escuchado otra veces, es mi morrito. Me apresuro a llegar hasta el origen del sonido.
—Será mejor que quites tus asquerosas manos de encima de mi mujer— gruño.
Andrew se gira abruptamente. Sandra se interpone entre él y yo, pone su mano en mi pecho. Mis ojos se posan en mi sobrino, tiene la nariz roja y los ojos llenos de lágrimas, apoya su cabeza en el hombro de mi esposa.
—¿Qué ha pasado?— le pregunto.
—Estaba enseñándole a Martín un nido que vi esta mañana en uno de los árboles de tus abuelos, no sabía que me había seguido, asustó a Martín y lo regañé.
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LA PRINCESITA #2.5 [Disponible en físico]
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