LA PRINCESITA #2.5 [Disponible en físico]

VEINTIDÓS

Sandra

—¡Retira lo que has dicho!— grita mi esposo.

Tadeo se ríe.

—Es la verdad— dice él.

—¡Sandra!— se queja Dani— ¡Dile que retire lo que ha dicho de mi princesa!

Lleva veinte minutos gritando, está molesto y dolido, le han tocado el orgullo. Mi hermano le ha dicho que Patty crecerá, se irá de casa y se casará, que tendrá sus propios hijos. Dani se ha vuelto loco.

—Mi amor...

—¡No!— me interrumpe— Mi patito será lesbiana y se quedará conmigo toda la vida.

Frunzo el ceño, no entiendo qué tiene que ver una cosa con la otra. Mario y Gabriel se ríen en silencio.

—¡Díselo!— me grita Dani.

Miro a mi hermano Tadeo.

—Patty será lesbiana y vivirá con su padre toda la vida— le digo.

—¡Te lo dije!— le grita Dani.

—Dani, deja de gritar— me rio— Te seguiremos escuchando si hablas en un tono normal.

Él gruñe en respuesta. Niego con la cabeza, Patty sólo tiene cuatro días de nacida y ya tiene a un padre tóxico y posesivo. Dani la toma de mis brazos, le murmura cosas en voz baja y le da besos. Me encanta verlo con ella, es tan tierno. Quiero verlo así más veces, quiero que tengamos más hijos. Mario me acaricia la parte superior de la cabeza, ha estado muy pendiente de mí estos días, no quiere volver a Colombia hasta que no me den el alta. Ha dejado a Hugo al mando de todo, Gala se está encargando de la empresa legal, lo escuché hablando con ella, las cosas están mejorando poco a poco con sus negocios, está volviendo a ser El Rey.

Tomo su otra mano y le doy un beso en los nudillos.

—¿Has hablado con mamá?— le pregunto.

Él asiente.

—Mañana llega— me dice— Diana y James se quedan allí con los niños, aunque Adrián se ha puesto triste, nos escuchó hablando por teléfono y quiere venir.

—Mi pobre pequeñito.

—Tiene que acostumbrarse a vivir sin ti, mi preciosa niña. Vas a vivir en México.

Mi ceño se frunce por sí solo, los ojos de mi hermano se desvían hacia Dani y luego hacia Gabriel.

—¿No se lo habéis dicho aún?— les pregunta.

Ambos niegan con la cabeza.

—¿Dani?— lo llamo.

—Iba a decírtelo— me dice— Cuando estuvieras mejor.

—¿Nos mudamos a México? ¿Y los abuelos?

—Ellos también se mudan, mis padres no van a permitir que mi abuelo cuide de Nanny él solo.

Gabriel da un paso adelante.

—Tendréis para vosotros el ala que era de Dani, nadie os molestará, pero si lo prefieres puedo hacer que construyan una casa en los terrenos de la hacienda para vosotros— me dice.

—No, está bien, nos quedaremos ahí.

—¿Podéis dejarnos a solas?— pregunta Dani.

—Por supuesto— contesta Gabriel.

Dani observa a su hermano y a mis hermanos salir de la habitación. Me entrega a nuestra hija.

—¿Qué pasa, chiquita?