El brillo en el océano se reflejó en los ojos marrones del chico de estatura promedio, quien se mantenía petrificado sin saber exactamente cómo había terminado en aquella situación, era de noche y las estrellas hacían un buen trabajo en contraste a los destellos azules claro en el agua… ¿Acaso estaba soñando?
Recordaba bien como había llegado a aquel lugar, aunque ahora sólo eran vagos recuerdos lúcidos que no hacían competencia a la imagen frente a sus ojos. Ahora, había sido él quien había sido secuestrado por el mayor, aquel que usualmente era más despistado que él, había logrado hacerle una buena jugada sin que notará que iba a llevarlo a un lugar lejos de lo que conocían, lejos de su realidad y del mundo, aquellos capaces de hacerles daño, estaban tan lejos que no eran más que algo secundario, sólo eran ellos dos, nadie más.
Bueno… Ellos dos, y Kkami.
Aquel cachorro que se había convertido en un símbolo importante para ambos, como si fuera parte de… Su familia. Ahora era Hyunjin su familia, él, Seungmin, Sunghoon, Jisung, San y Changbin, eran quienes se encargaron de darle un hogar, aquel que no estaba conformado por dos padres y los hijos, no, no era una familia consanguínea, era algo más que ello, un hogar.
Era Hyunjin quien ahora luchaba contra el pequeño Kkami, aquel que tiraba de un mantel que Hwang se había encargado de colocar en la arena para que ambos tomaran asiento, y ante ese conflicto, el vencedor fue el pequeño cachorro peludo al lograr derribar a Hyunjin, sí, así como se escuchaba, un cachorro de menos de treinta centímetros logró derribar a un chico de casi metro setenta y cinco.
—¡Ya verás, pulga peluda!
Sin embargo, ni siquiera ese alboroto fue suficiente para sacar al peliblanco de su trance, observando las nubes en el horizonte, el cual daba aviso de una futura llovizna en unas horas, totalmente ajeno al momento presente, en el cual los pies del menor podían sentir a la energía del océano fluir hasta su cuerpo, como si estuviera drenando el cansancio de su cuerpo, evaporando la inseguridad que cargaba en sus hombros.
Había sido raptado hasta aquel lugar, sin aviso previo, sin poder tener ni siquiera el tiempo a prepararse para aquello, una… ¿Cita? La cual se suponía que debía ser especial y planeada, con una vestimenta tal vez un poco más adecuada ante la situación, pero en dicho momento sólo vestía con prendas pertenecientes al mayor de ambos.
Daba pasos lentos, sin prisa por aquel lugar, estaba grabando en cuerpo y alma el momento, pero… También estaba recordando.
Se encontraba lejos del departamento de los Hwang, lejos de aquellas cuatro paredes que debían ser su refugio, ahora estaba expuesto… A su pasado y su presente colisionando.
¿Cómo podía ser posible?
¿Cómo debía decírselo?
¿Debería?
No… Estaba bien así.
Incluso Jeongin lo sabía, no era necesario, no afectaría en ninguna forma si era conocedor de ello, así que, de momento aquello no importaba. Pero seguía ahí, en el mismo lugar.
Poco a poco se dio el permiso a sí mismo de avanzar y volver, con los mismos pasos en tiempos totalmente distintos, nada ajenos a él. Caminaba sin apuro, se acercaba cada vez más a la orilla del mar que se alejaba y se acercaba a él, invitándole a entrar, pero aún no, no debía. No podía entrar y ser uno con el mar, porque esa ocasión era diferente, pero seguía siendo especial.
Había sido llevado hasta ese lugar, del cual no era conocedor del conocimiento de Hwang de él, sólo… Parecía que incluso sin decirlo, había acertado. Estaban en aquel sitio, donde unos metros atrás era custodiado el océano por una pequeña cabaña, no era demasiado enorme pero era considerablemente grande, lo suficiente para acoger a ese par de chicos durante la noche estrellada. A mitad de camino, se encontraba una mesa, iluminada por pequeñas luces que colgaban de unos pequeños postes de madera alrededor de aquella mesa, adornada con un mantel y varias flores de colores, ajenas a las tropicales del lugar, eran flores más pequeñas pero con olores sumamente llamativos, habían tantos detalles que era casi imposible describirlos todos con claridad, pero si algo sabía bien, era que cada uno de ellos era simbólico, y Hyunjin sabía que eso era algo que Yang amaba.
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𝐃𝐲𝐬𝐩𝐡𝐨𝐫𝐢𝐚 - 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐢𝐧/𝐉𝐞𝐨𝐧𝐠𝐡𝐲𝐮𝐧 [4]
Fanfiction¿Qué pensarías si recuerdas que conociste al amor de tu vida por primera vez apunto de suicidarse? Pesadilla de muchos, realidad para Hyunjin. El cual nunca imagino que su tan adorado elixir fuera reemplazado por algo mucho mejor, o más bien... Por...