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El ambiente en aquella cafetería era igual de animado como siempre, Hyunjin disfrutaba pasar tiempo ahí, ya que sus compañeros de trabajo eran adultos mayores que habían logrado obtener un empleo gracias a la bondad del padre de Chris, que habían decidido brindar apoyo a esas personas, entre los afortunados en conseguir trabajo, estaba el hijo mayor de los Hwang, había logrado obtener el empleo gracias a su amigo y había sido de gran apoyo para trabajos pesados que no eran demasiado aptos para las personas mayores en el lugar. Lo que más disfrutaba de trabajar ahí, era escuchar las anécdotas y experiencias de vida de sus compañeros, gracias a ello, había aprendido más del mundo externo y lo horroroso que podría ser si no se adaptaba rápido a ese modo de vida.

Para sobrevivir, debía tener el dinero suficiente para comida y gastos de su hogar, teniendo que batallar con sus estudios y que así no fuese tan desastroso para él. Para su suerte, el pago de su empleo era bueno, tras a veces cubrir horas extras sólo por un poco más de dinero o simples favores al familiar de su amigo dueño de la cafetería.

Un ambiente hogareño más no retrógrada, habiendo un buen humor entre todos y una sana convivencia que le hacía adorar su empleo. Y era un día como esos, en los que se encontraba limpiando la barra principal de la cafetería después de lavar los baños, estando a pocos minutos de finalizar su turno. Su mirada no pudo despegarse del lugar que tanto le estaba costando limpiar, frunció el ceño mientras batallaba tratando de retirar aquella suciedad difícil de limpiar de la superficie frente a él sin prestarle atención al sonido de la pequeña campana de la entrada sonar dando aviso a la llegada de otro cliente, suponiendo que el señor Kim atendería a la persona, se dispuso a centrarse en su trabajo.

— ¿Qué es lo que haces, gato tonto?

Se exaltó un poco tras la conocida voz, estando algo sorprendido al ver a Jeongin sentado frente a la barra mientras dejaba sus brazos sobre la barra mientras apoyaba su mejilla contra su mano sin dejar de ver lo que hacía. Después, sus ojos marrones se encontraban mirándole con una sonrisa como saludo mientras esperaba por su respuesta.

— ¿Qué haces aquí?

— ¿No puedo venir a tomar un café?

— Bueno... Café casi de noche no suena a la mejor elección del mundo.

— Aprendí los peores hábitos del mejor.

— Ahora tratas de culparme de tus acciones.

— No es así. — Respondió con el ceño fruncido mientras rodaba los ojos, siendo observado por el castaño con curiosidad.

— ¿Cómo fue que me encontraste?

— Pasaba por aquí, y te vi por casualidad. — Respondió con simpleza mientras se encogía de hombros bajo la mirada cuestionable del mayor, que no parecía haberse tragado su excusa. — Bien, le pregunté a Seungmin, ¿Feliz?

— Eso sí suena realista, ¿Ahora vas a decirme la verdad?

— Fui su tu casa, pero no estabas, Seung me dijo que estarías en este lugar, y vine aquí.

— Ahora no lo comprendo, ¿Por qué no me esperaste junto a él?

— B-Bueno, es sólo que-... — Frunció el ceño sin saber como soltar exactamente lo que quería decir mientras el mayor continuaba con lo suyo. — Quería ir por ti, para llevarte a un lugar.

— Faltan cinco minutos para que mi turno se acabe, cuando haya terminado, podemos ir a donde tú quieras.

— ¿Lo dices en serio? — Preguntó el de cabellos platinados con un brillo en sus ojos de esperanza, pues temía que Hyunjin de negara a acompañarlo. Pero parecía que sus malas ideas sólo estaban de paso por su mente, pues había sido totalmente diferente a como pensó que sería, había sido más fácil de lo que creyó.

𝐃𝐲𝐬𝐩𝐡𝐨𝐫𝐢𝐚 - 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐢𝐧/𝐉𝐞𝐨𝐧𝐠𝐡𝐲𝐮𝐧 [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora