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— ¿Se supone que debas mirarme cuando duermo?

La tenue voz grave de un chico de cabellos blanquecinos resonó en sus oídos del castaño, que se mantenía en silencio observando con un brillo en sus ojos a su pareja, sintiendo una extraña sensación de emoción y alivio de haber compartido un momento tan especial con alguien que adoraba con todo su corazón.

— Lo siento, es sólo que... Aún no puedo creerlo, me siento tan... Feliz. — El suave murmullo logró dibujar una sonrisa en los rosáceos labios del menor, recostado boca abajo sobre la suave cama del castaño que se encontraba a su lado, mirándolo con cariño mientras ya hacía apoyado sobre su propio brazo para observar mejor al chico con aspecto de zorro desértico que, descansaba plácidamente a su lado.

— ¿A qué se debe tanta emoción, gatito?, ¿Tengo algo en la cara? — Cuestionó con curiosidad el menor que escuchó la melódica risa del contrario.

— Así es, tienes los ojos más lindos que he visto en mi vida.

Aquel repentino comentario tiñó de colores cálidos las mejillas pálidas del más bajo, el cual se cubrió de inmediato con las mantas suaves de la cama del mayor de ambos.

— Ya volviste a la normalidad, tú... Gato desvergonzado.

— Esa palabra deja de estar en mi diccionario cuando se trata de ti. — La mano del chico con aspecto de hurón recorrió con suavidad los blanquecinos cabellos del chico que lo observaba con una mezcla de asombro y vergüenza. — ¿Cómo podría simplemente dejar de decir lo que sale de mi corazón si logras en mí lo que jamás pensé experimentar? Sería un completo mentiroso si aparentara que no me afecta cada palabra o acción que me diriges.

— ¿Realmente tú...?

— Podrían caer sobre mí la fuerza de millones de rayos si dijera algo que no es verdad, pero ni siquiera ellos podrían ser más fuertes que la energía que me recorre el alma cada minuto que paso contigo.

— Creo que ya recordé por qué adoraba tanto. Cuando la vergüenza abandona tu cuerpo, de repente te vuelves demasiado honesto. — Correspondió a la sonrisa que le otorgaba el mayor, siendo de esa forma en la cual, el susodicho logró recobrar la compostura y colocarse sobre el cuerpo del menor, dejando suaves besos por sus mejillas bajo la encantadora risa del chico bajo su cuerpo.

— Tenemos que levantarnos, cachorro, Seungmin regresa temprano y tenemos que buscar una excusa válida para tu bonito collar de marcas.

Fue en aquel momento en el que Yang recobró la lucidez del momento, empujando al cuerpo del mayor a un lado para tratar de levantarse, escuchando un quejido de inconformidad de parte del contrario.

— Mierda, lo olvidé, ¿Qué se supone que hagamos ahora? — Cuestionó con nerviosismo y vergüenza el de cabellos platinados.

— Si te dijera lo que realmente quiero, me llevaría un buen golpe de tu parte, así que, me abstendré de hacerlo de momento. — El de cabellos castaños le guiñó el ojo al más bajo, quien se sonrojó con brusquedad ante aquella insinuación, lanzándole una almohada al mayor que se quejó por la fuerza del golpe.

— Al parecer no te abstuviste tanto, Hwang. — Respondió el chico de las vendas, el cual trató de hacer un vago intento de ponerse de pie.

— Yo no haría eso si fuera tú, cachorro. — Advirtió el castaño, quien se había sentado para observar con cautela el actuar del menor.

— ¿De qué hablas?, ¿Por qué no debería...? — Habló segundos después de recibir aquel comentario, tratando de ponerse de pie bajo la atenta mirada del mayor. — ¡Ow!

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⏰ Última actualización: Nov 05 ⏰

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𝐃𝐲𝐬𝐩𝐡𝐨𝐫𝐢𝐚 - 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐢𝐧/𝐉𝐞𝐨𝐧𝐠𝐡𝐲𝐮𝐧 [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora