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—Mira, Hyun, él es Kkami.

El peliblanco sostenía al pequeño canino que no paraba de tratar de lamer su rostro con desesperación, emocionado al verlo regresar después del lapso de tiempo que no regresó a casa, y por su parte, Hyunjin sólo podía ver enternecido al pequeño animal saludar con emoción a su dueño que continuaba dándole caricias a la pequeña cabeza del peludo animal. Jeongin rió al sentir la lengua del pequeño en su mejilla.

—Parece que te extraño mucho.

—Eso parece, Kkami, saluda al gato apestoso.

—Hola pequeña pulga.

—No le digas pulga.

—Es que se parece a ti. — Comentó entre risas el mayor que después soltó un quejido al sentir el golpe en su brazo proporcionado por el de cabello blanco. — No miento, pero míralo, está feliz de verte.

—Espero que al menos mi madre haya recordado a Kkami, ojalá el idiota no le haya gritado de nuevo.

Jeongin parecía bastante cansado con sólo pensar en aquella idea, pero no la descartaba por ser demasiado obvia, sin más, se dirigió a la cocina donde el plato de Kkami ya hacía vacío y con rastros de comida. Negando con su cabeza, se dispuso a alimentar al pequeño animal mientras que el castaño observaba la casa de su amigo, que parecía normal de no ser por el aura tensa que poseía, suponía el por qué. Caminando por los pasillos pudo observar por las paredes pinturas y cuadros con fotos en ellas, fotos familiares, mayoritariamente de la que suponía que era la madre de Jeongin, con un hombre que no sabía quien era pero suponía que era su padrastro.

Sus ojos pararon en una fotografía en especial, donde estaba un pequeño Jeongin, que sonreía desprendiendo alegría con sólo observarlo de reojo, estaba en brazos del que parecía ser su padre, realmente era una copia de Jeongin con rasgos más maduros, pero era idéntico a él, tanto la sonrisa, los pequeños ojos y su nariz, absolutamente todo.

—¿Qué estás viendo? — Preguntó el menor con cara de pocos amigos al notar donde se posaba la atención de su amigo, quien al instante negó con su cabeza y caminó en su dirección.

—Eras adorable, bueno, sigues siéndolo, sólo que ahora das miedo.

—¿A qué te refieres? — Preguntaba confundido el de cabello blanco mientras se dirigía a su habitación siendo seguido por el más alto.

—Cuando eras pequeño eras como una pequeña estrellas brillante, tan sólo mírate, parecía que estabas tan feliz en ese momento.

—Eso era porque papá estaba ahí.

—Pobre de él si siguiese aquí. — Respondió el castaño mientras rodaba los ojos y seguía al contrario, siendo observado por Jeongin que tenía poseía una expresión que denotaba molestia y confusión en el rostro.

—¿Qué intentas decir con eso, imbécil?

—Eres tan terco que pienso que le hubieses dado tantos dolores de cabeza que él mismo perdería la cuenta. — Respondió Hyunjin riendo levemente, para luego desordenar el cabello del menor frente a él que sólo soltó un pequeño gruñido molesto, abriendo la puerta de su habitación para después entrar seguido del mayor.

—No soy terco.

—Sí lo eres.

—Tú eres un llorón y no te digo nada.

—¡Tú lo eres más! ¡No soy un llorón!

—Claro que sí, sólo con verte supe que lo eras.

—¿Qué? No te creo. — Le miró con desconfianza y duda el contrario sin tener la más mínima idea de como era que Jeongin sabía eso sin siquiera haberle visto hacer un drama extraño como usualmente lo hacía.

𝐃𝐲𝐬𝐩𝐡𝐨𝐫𝐢𝐚 - 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐢𝐧/𝐉𝐞𝐨𝐧𝐠𝐡𝐲𝐮𝐧 [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora