Capítulo 13

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GRACE

Mi fin de semana ha sido un asco.

Desde el momento en que desperté sintiéndome fatal, mi sábado no ha hecho más que empeorar. Encontrar a Tony en casa; asustarme como si hubiera visto a un fantasma; la llegada inesperada de Oliver; tener que pedirle a mi compañero de trabajo que se marchara después de fuera súper atento conmigo; romper definitivamente con mi ex e ir al hospital.

Seguí el consejo del médico porque seré un poco tonta en cuanto a mi cuidado personal, pero no tanto. Como dijo el hijo de Gloria, me hicieron análisis, me recetaron medicamentos y gasté muchísimo dinero que tenía destinado a mi futura librería. No solo eso, también tengo que comer sano por una semana y no me refiero al sano rico, sino al sano comida de hospital porque una dieta estricta ayudará a que el virus se vaya antes.

Odio cocinar. Me distraigo y siempre se me quema la comida o, simplemente, no tiene gusto a nada. De verdad, es un misterio que debería estudiar la ciencia y así sabríamos cómo la mostaza puede pasar de tener un gusto asombroso a nada en cuestión de segundos, solo es necesario que yo la toque.

Ahora mismo, estoy en mi apartamento acomodando las compras y pensando qué cenar. Está claro que no puedo saltarme la comida e irme directo a la cama, aunque ganas no me faltan, y tampoco puedo llamar a un delivery. Este es uno de esos momentos en que ser un adulto es horrible. Hay muchos otros, podría hacer una lista del tamaño de una enciclopedia.

Me distraigo cuando mi teléfono comienza a sonar y ruego al universo que no sea Oliver porque no quiero bloquearlo, eso sería volver más incómoda nuestra ruptura. Sin embargo, en el momento en que veo la pantalla y la persona que llama, cambio de opinión porque desearía que fuera mi ex.

Donna Stuart.

Mi mayor pesadilla, sin exagerar. También, la persona que me dio la vida y por mucho tiempo me quitó las ganas de vivirla. Mi madre, la cereza del pastel para un sábado de horror.

—Hola —suelto sin ganas al contestar.

Grace, estaba comenzando a pensar que no contestarías —dice ella con esa voz que suena cantarina, pero solo endulza los oídos mientras te apuñala el corazón—. No sería la primera vez.

De un encuentro y otros cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora