GRACE
No soy buena pidiendo disculpas. Podría asociarlo a un millón de sucesos que han tenido lugar en mi vida, como el hecho de que en mi casa nunca se me enseñó a disculparme luego de cometer un error, o la ausencia de una madre con responsabilidad afectiva, o que la popularidad que se me subió a la cabeza cuando era adolescente y pensaba que todo el mundo me amaba, y podría seguir y seguir. Pero creo que ahora se debe más bien a que evito confrontaciones o situaciones que me puedan poner en un mal lugar. Simplemente porque me desgastan. No soy de las personas que disfrutan el conflicto, mientras más alejada pueda estar de una discusión, mejor para mí. Hay momentos, sin embargo, que no se puede evitar actuar mal y yo sé que con Tony metí la pata.
La pregunta del millón es cómo disculparme con él y que note lo arrepentida que estoy, además de lo agradecida por todo su apoyo el viernes por la noche. Soy buena con las palabras solo si las leo, más no tanto si debo decirlas, con excepción del sarcasmo porque usarlo sí que me sale bien. Escribir tampoco es lo mío, lamentablemente. Por lo que opté por una tercera opción: un buen acto.
Así que aquí estoy yo a las seis de la mañana en una de las cafeterías más populares de la zona, resguardándome de la lluvia y estando atenta para que nadie me robe mi lugar en la fila. Mi plan es sencillo: quiero comprar un buen desayuno para mi compañero de trabajo porque los grandes gestos parecen ser lo suyo. La espera de treinta minutos es un fastidio, pero no me quejo porque tengo que ser positiva para que mi disculpa salga bien. Además, ya que estoy aquí planeo comprar algo para mí también y no hay mejor manera de empezar el día que con un rico croissant.
A pesar de mi actitud positiva, estoy preocupada. Tony no ha respondido ninguno de mis mensajes este fin de semana y vaya que le he mandado varios. No le he dado explicaciones, solo he intentado comenzar conversaciones con él y no ha sido posible.
Y claro, si decide perdonarme, está ese pequeño detalle que me pone los pelos de punta y que tendré que mencionarle tarde o temprano. Voy a necesitar que finja ser mi novio en noviembre. Por todos los cielos, de solo pensarlo quiero arrancarme la cabeza y también abofetear a mi yo del pasado por haber sido tan estúpida.
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De un encuentro y otros cuentos
RomanceTony nunca ha dudado de quién es y de su lugar en el mundo. Le encanta ser profesor, las letras lo inspiran, el fútbol profesional no es para él y nunca jamás cometerá la idiotez de enamorarse. Grace no tiene idea de qué está haciendo. Sus relacion...