GRACE
El corazón me va tan rápido que parece que he ganado una maratón. Las extremidades me tiemblan y no puedo hacer más que ver con los ojos abiertos de par en par a Tony. No digo una palabra, él tampoco, tan solo nos observamos en silencio esperando que el otro hable primero. No encuentro mi voz, creo que mi lengua se murió y es probable que yo lo haga pronto si mis latidos no disminuyen.
Toda la mañana me convencí de que debía pensar en positivo, que era el primer paso para mejorar mi horrible mes. Y, aun así, en el primer momento en que la vida se puso confusa, pensé lo peor. En tanto vi a Tony al otro lado de la puerta, agitado y pidiéndome explicaciones, imaginé que, de alguna manera, se había enterado la mentira que le solté a mi madre. En mi mente, mi madre que no tiene conciencia de lo que es la privacidad, había publicado algo en Facebook sobre mi falso novio y, vaya a saber cómo, algún compañero de trabajo lo había visto y se lo había mostrado a Tony. ¿Completamente imposible? Sí. ¿Irracional? Al cien por ciento. Pero esa fue mi primera hipótesis. En cambio, él está aquí por algo distinto.
Y yo creo que voy a sufrir un infarto.
—¿No dirás nada en tu defensa? —insiste.
—Voy a matarte —murmuro.
—¿Disculpa?
—¡Me has dado un susto de muerte! —lo regaño, subiendo el tono de mi voz sin importarme si alguien nos oye—. ¿Tienes idea de lo rápido que me va el corazón ahora mismo?
—Bueno, no...
—¡Estás loco! —le chillo—. ¿Cómo se te ocurre llegar así y pedirme explicaciones como si fuera el fin del mundo?
—Estás siendo un poco dramática —intenta defenderse.
—¿Yo? Tú fuiste el loco que se apareció en mi puerta como fugitivo.
—Tienes mucha imaginación.
—Y tú, poco tacto.
Una risita se escapa de sus labios y lo odio por eso. De verdad, mis pulsaciones no han vuelto a su ritmo normal y siento las piernas blandas. Me ha asustado, al punto que creí que podía desmayarme. Sí, es mi culpa por tener la conciencia sucia y también es la suya por ser un completo dramático.
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De un encuentro y otros cuentos
RomanceTony nunca ha dudado de quién es y de su lugar en el mundo. Le encanta ser profesor, las letras lo inspiran, el fútbol profesional no es para él y nunca jamás cometerá la idiotez de enamorarse. Grace no tiene idea de qué está haciendo. Sus relacion...