Capítulo 41

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GRACE

Contemplo en silencio la magnitud del techo sobre mi habitación, intentando seguir los detalles de las molduras en la oscuridad total, como si las intrincadas líneas pudieran darme las respuestas que tan desesperadamente busco en mi interior. Ni siquiera es tarde, aún puedo oír la vida transcurriendo en las calles y, sobre todo, en el departamento de al lado donde el vecino escucha su programa policial a todo volumen.

El ronroneo constante de Trevor me mantiene atada al mundo real, sus respiraciones tranquilas mientras acaricio su pelaje grisáceo. Sospecho que debe sentir mi malestar, la incertidumbre que se ha apoderado de mis pensamientos y, sobre todo, la vida que se desarrolla dentro mío. Sea lo que sea, no se ha ido de casa mucho tiempo estos días, como si supiera que lo necesito.

—Vaya noche de viernes, ¿eh? —susurro.

Su respuesta es otro ronroneo mientras mueve su cabeza pidiéndome que le acaricie tras las orejas.

Me gustaría decir que la quietud de mi cuarto, el vaivén tranquilizador de las respiraciones de Trevor y mi cómoda cama han servido de algo, pero la verdad es que sigo en la misma encrucijada que esta tarde cuando le pedí a Tony un poco de espacio. No esperaba que las respuestas llegaran de inmediato, eso sería tonto y una salida muy sencilla a esta situación que tiene poco de tonta o sencilla. Aun así, pienso que tal vez me apresuré a pedirle espacio. Sé mejor que nadie que está intentando ser de apoyo para mí y lo agradezco, aunque me gustaría poder representar lo mismo para él.

La verdad es que preferiría que estuviera a mi lado, que resolviéramos esto juntos, que me diera sus consejos, pero no quiero ponerle esa presión sobre sus hombros. Es algo que me corresponde y debería estar orgullosa de poder decir que es mi decisión, teniendo en cuenta que muchas mujeres no tienen ese poder. Sin embargo, no necesito esa libertad, necesito de mi amigo.

Suspiro y alargo una mano temblorosa hacia mi mesa de noche para tomar mi teléfono. Miro el fondo de pantalla de hojas de libros, intentando decidir si es correcto llamarlo. Le pedí espacio y es probable que él también lo necesite. Desbloqueo la pantalla y busco su contacto en la agenda, sin saber aún si es lo correcto. Observo la foto de perfil, una que él mismo se puso, y sonrío. Es él vestido como Venom y para ninguna otra persona tendría sentido, excepto para mí.

De un encuentro y otros cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora