GRACE
Tener a Tony en casa se siente... distinto.
Mientras lo ayudo a ordenar el sillón para que le resulte más cómodo, una sensación de confort se apodera de mí. Él acomoda los almohadones con cuidado para tener más espacio y los deja sobre una de las sillas del comedor para que no se ensucien, consciente de lo mucho que me molesta tener mi pequeño departamento desordenado. Corre la mesa de café unos cuantos centímetros porque, según él, teme darle un manotazo dormido y romper el jarrón con flores que decora la sala. Todos sus movimientos son cuidados, pero, sobre todo, naturales. No lo hace para no hacerme enojar, lo hace porque sabe cómo comportarse conmigo, porque me conoce.
—Creo que así está bien —dice admirando su trabajo.
—¿Seguro que no quieres otra manta?
Me mira con diversión.
—Gracie, me has dado cinco mantas. No estamos en la Antártida.
—No quiero que sientas frío. —Me encojo de hombros—. Pero si lo haces, puedes despertarme sin problemas y te traeré otra.
—No lo haré —me asegura—. Puedes ir a dormir tranquila.
Asiento como respuesta; sin embargo, no muevo los músculos de mis piernas para alejarme de él.
—¿Cómo te fue en la cena? —pregunto con un poco de dudas. No ha dicho mucho desde que nos encontramos cerca del metro una hora atrás—. ¿Tu padre te regañó?
—Me fue bastante bien —responde tomando asiento en su cama improvisada—. Mi padre lo tomó mejor de lo que esperaba.
—Eso es estupendo.
—¿Y a ti? ¿Cómo te fue con Luke?
Le dedico una mirada de advertencia que lo hace sonreír como a un niño travieso.
—La cena con Liam estuvo... bien.
—Escucho duda en tu voz.
—No puedo definirla tan fácilmente —intento explicarle—. Su respuesta fue la adecuada para la situación.
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De un encuentro y otros cuentos
RomanceTony nunca ha dudado de quién es y de su lugar en el mundo. Le encanta ser profesor, las letras lo inspiran, el fútbol profesional no es para él y nunca jamás cometerá la idiotez de enamorarse. Grace no tiene idea de qué está haciendo. Sus relacion...