Capitulo 2

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25 de febrero de 2020

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25 de febrero de 2020

Suspiré con cansancio.

Era la tercera cita que tenía en este mes y estaba incómoda. Justo como las anteriores.

El tipo que tenía frente a mi era bastante guapo. No era tan alto, medía alrededor de un metro setenta y cinco, cabello oscuro, barba bastante abundante, ojos cafés semejante a los míos.

Era abogado, trabajaba de lunes a viernes en un bufete y..., eso.

Creí escuchar lo que dijo además de eso pero no era así. No podía concentrarme.

Me frustraba no poder pasar página de una buena vez, me sentía una idiota por aferrarme a algo que sucedió años atrás. Aún no sabía si tenía miedo que sucediera lo mismo o simplemente sabía que el amor que llegue a sentir por él no se repetiría nuevamente.

Lo amé como probablemente no amaría a otro hombre y me traicionó de la manera más cruel y vil. Le di todo de mi y el muy hijo de puta se quedó con una parte de mi corazón que no devolvió nunca más.

Cuando por fin el encuentro finalizó, me despedí prometiendo escribirle cuando sabía que no lo iba a hacer. Llegué a mi apartamento y me quité los zapatos que habían dejado mis pies hinchados, fui al baño a hacer mis necesidades y me acosté en la cama.

¿Alguna vez podría volver a enamorarme?

Dentro de todo, es una sensación muy bella sentir que tienes a una persona que te apoya y ama incondicionalmente, que está para ti y te ayuda a sostener tu mundo cuando no puedes más. Sin embargo exponerte a que esa persona haga añicos tu corazón...

No sé si podré tener esa confianza en alguien mas.

Cerré mis ojos y cubrí mi cara con la almohada deseando gritar para desahogar y drenar de alguna manera mi continuo fracaso emocional pero ya había recibido demasiadas quejas de mis vecinos.

Tomé mi celular y abrí mi correo electrónico. Estaba esperando —rezando— recibir una confirmación de aceptación de trabajo en una empresa. Llevaba casi dos años en Londres y, aunque era un lugar muy bello y bastante cómodo, podía volverse algo caro para sostener.

Había estado trabajando en una editorial y alquilando una habitación bastante barata en una zona algo escondida de Londres, sin embargo ya estaba cansada de la eterna rutina y los viajes largos.

La paga no era la mejor, sin embargo fue todo lo que pude conseguir y, en comparación a otros empleos, era el mejor.

No me quejaba de la vida que llevaba, a comparación de la anterior era muy distinta obviamente, él tenía un estado financiero estable y si alguna persona de clase media veía su caja de ahorro en el banco podría darle un pequeño infarto.

Además de una abundante envidia.

Sin embargo nunca fui una mujer que le gustara ser mantenida, trabajaba en su empresa y, aunque la diferencia de ingresos de ambos era abismal, yo pagaba lo mío.

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