—Cuéntame, Celeste, ¿Es verdad eso que quieres superarme con la empresa mediocre en la que trabajas? —su sonrisa burlesca me produjo una revoltura en el estómago.
Crucé mis brazos y lo repasé con una ceja elevada.
—¿Tan obsesionada estas conmigo, pequeña? —preguntó a la vez que una ronca risa salía de entre medio de sus labios.
Como me gustaría golpearlo.
—¿Obsesionada? ¿Yo? —si claro—. ¿Cuantos años piensas que tengo? Soy mucho más madura para esas competencias de niños en la arena.
—Pues no lo parece, estaría bueno que comenzaras a demostrar esa madurez de la que hablas —su sonrisita engreída me provocaron ganas de enterrarle una tijera en un ojo.
—Creo que el obsesionado aquí es otro, ¿Que haces averiguando sobre lo que hacemos o no dentro de mi empresa?
Su dedo se dirigió peligrosamente hasta cerca de mi, quitando de mis ojos un pequeño mechón de cabello que se había atravesado.
—Tengo mis maneras de enterarme de todo.
—Supongo que tus maneras tiene piernas largas y un par de tetas —musité a la vez que recogía mi cabello en un rodete—. Oh, y es pelirroja. Como te gusta enrollarte con pelirrojas.
Eso último me lo podría haber ahorrado. El tono resentido con el que salió podría haberme delatado perfectamente.
—Por favor, si sabes que siempre me gustaron las castañas.
Solo le bastó agregar ese pequeñísimo detalle y centrar sus ojos claros en mi cabello para alterar nuevamente parte de mi mundo.
Nunca pensé agradecerle a Gerard por obligarme a salir a un lado de la ciudad y hacerme adentrarme a una parte de la ciudad con una angosta calle.
Ahora mismo tenía la posibilidad de sacar los trapitos al sol con Celeste y nadie me frenaría.
Aunque no conté con la parte del encierro, la verdad no era mucho de mi agrado ese aspecto ya que nunca fui muy fanático de los lugares cerrados. Sin embargo, podía distraerme con ella a mi lado en ese aspecto.
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Opción D: Amarte
Teen FictionCrecieron junto a un amor que juraba ser fuerte y superar cualquier adversidad que se atreviera a enfrentarlos. Él la amaba, adoraba y protegía, decía siempre que ella era la indicada. Ella lo hacía feliz, cuidándolo y protegiendo su corazón. Pero l...