—Entiendo señor, lamento haber causado molestias —contesté mientras apretaba el celular pegado a mi oreja—. Claro que si, le agradezco la amabilidad, que tenga buena tarde.
Maldito, idiota, estúpido, hombre, resentido y asqueroso.
¿Usaste la palabra "hombre" como insulto?
¡POR SUPUESTO QUE SI!
Pinché con fuerza la lasagna que había sobre mi plato, apuñalándola e imaginando que es un órgano vital de Eric y que la salsa es su sangre.
—Li más impirtinti is ti salud —dije repitiendo una de sus oraciones—. Imbécil, seguro que cuando va a la reuniones de los idiotas sus compañeros se levantan a aplaudirlo.
—Tranquilízate —intentó intervenir Giulia.
—Después nos dicen contradictorias a las mujeres, seguro que cuándo compite para ver quien tiene menos neuronas lo descalifican por jugar con ventaja —volví a pinchar un pedazo de carne y lo llevé con enojo a mi boca.
Gemí dolorosamente cuando el tenedor de clavó en mi labio inferior.
—Podría haber sido peor, mira el lado bueno, le agradas al insoportable de nuestro jefe.
—Tarado ¿es que no es capaz de pensar? Claro como él se la pasa nadando en esos billetes sucios que gana es muy fácil arruinarle el trabajo a otro —proseguí intentando descargar de repente las ganas de golpear la perfecta cara de Eric.
—Él no haría que te quedes sin trabajo —intervino Giulia mientras se llevaba lentamente el tenedor a sus labios y degustaba la comida.
—No, eso lo sé, primero se encargaría de hacer mi vida un infierno y destrozar mi reputación frente a medio pueblo italiano. Luego de eso haría que me despidieran.
—Aunque no lo creas, le preocupas.
—Le preocupa que sea feliz por más de tres minutos contiguos, siempre tiene que aparecer para arruinar mi existencia —¿había quedado claro que estaba enojada por los reproches de mi jefe por el comentario de cierta persona?
Creo que no, puedes seguir.
¡Es un...!
Era sarcasmo...
—Escúchame, lo único que tienes que hacer es buena letra con el insoportable —aconsejó Giulia mientras limpiaba la salsa que había quedado alrededor de su boca.
—¿Que quieres decir? —pregunté mirando el reloj.
Habíamos cocinado demasiado tarde como para llamarlo almuerzo pero nadie se merendaba una lasagna.
—Me refiero a que debes ser la niña buena ¿entiendes? Hacer las cosas el doble de bien para que no estés en riesgo de que te despidan —su mirada me indicaba que eso no era todo lo que quería decir—. De hecho, puedes empezar hoy mismo, acompañándome a la inauguración de la nueva sucursal.
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Opción D: Amarte
Teen FictionCrecieron junto a un amor que juraba ser fuerte y superar cualquier adversidad que se atreviera a enfrentarlos. Él la amaba, adoraba y protegía, decía siempre que ella era la indicada. Ella lo hacía feliz, cuidándolo y protegiendo su corazón. Pero l...