Soy fiel creyente que la culpa y el arrepentimiento son de los peores castigos para el ser humano. Imagínate vivir toda tu vida con el pesar de que tus acciones provocaron algo irremediable en la vida de otra persona, es algo que simplemente me aterra.
Sin embargo la culpa fue lo único que estuve experimentando desde el momento en que Eric cayó desplomado al suelo, el arrepentimiento por mis actos y mis palabras fueron lo único en lo que pude pensar mientras esperaba a la ambulancia que pareció tomarse todo el tiempo del mundo en llegar, los minutos se me antojaron eternos.
Mientras estaba en el hospital miles de escenarios pasaron por mi cabeza, momentos donde me veía con Eric en un ataúd incluso. La verdad no sé si yo seré muy dramática, quizá se deba mi crianza acompañada de obras de teatro y películas que eran algo extremas. Quizás fue solamente el miedo a vivir con culpa el resto de mis días.
O tal vez peor, el arrepentimiento de algo que nunca pudo ser.
Investigué toda la noche distintos tipos de casos de personas que convivieran aneurismas en sus diagnósticos, leí tantas veces el informe que le entregaron del hospital a Eric que casi me lo sabía de memoria, volví a ver esos episodios de mi serie favorita donde el neurocirujano operaba miles y miles de aneurismas a reventados o que eran graves. Reuní mucha información y, a pesar de saber que el aneurisma de Eric no debería ser una preocupación debido a su tamaño y la ausencia de síntomas, quise estar preparada.
¿Es loco, no? Cómo la mayoría de los seres humanos espera hasta el último minuto para arreglar relaciones con personas que creían perdidas, como las personas suelen dar por sentado que alguien estará siempre a tu lado. Sólo me bastaron unas pocas horas para darme cuenta que Eric es más que un simple exnovio, que un amigo, que es un posible jefe, que un ex amante.
Y la idea de pasar una vida sin él se me hacía insoportable.
Mientras estuvo inconsciente recordé muchos momentos significativos a su lado, sin embargo esa sensación amarga que ya había adquirido como cotidiana dentro de mí seguía persistiendo. No sabía si se trataba de rencor, de tristeza o añoranza, incluso nostalgia, no sabía si se trataba de un mal presentimiento o paranoia que simplemente se había acostumbrado a estar dentro de mí luego de lo que nos sucedió.
Me repetía constantemente que ninguno de los dos tenía la culpa pero aún así ese fantasma no me abandonaba y realmente no sabía qué hacer.
¿Quería intentar algo con él? Demonios, si.
¿Podría hacerlo? Definitivamente si esta sensación perdura mucho más tiempo dentro de mí no lo veía tan posible.
A la mañana siguiente luego de no haber descansado prácticamente nada, me estiré y me dirigí hacia la cocina. No se me ocurrían muchas formas de confortar a Eric y obtener su perdón aunque él dijera que no era mi culpa.
Lo que en parte supe más tarde que era cierto ya que posiblemente su desmayo, según las palabras del doctor que nos atendió, se debió a un cúmulo de emociones, estrés y, en parte, mala alimentación que obtuvo durante el día e incluso días antes, el golpe en su cabeza los llevó a hacer estudios para ver que nada malo haya sucedido y ahí descubrieron ese pequeño acompañante en el cerebro de Eric. A pesar de eso, siento que por todo el tornado de emociones que hay en mi interior, no me he permitido aceptar a Eric en su totalidad.
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Opción D: Amarte
Ficção AdolescenteCrecieron junto a un amor que juraba ser fuerte y superar cualquier adversidad que se atreviera a enfrentarlos. Él la amaba, adoraba y protegía, decía siempre que ella era la indicada. Ella lo hacía feliz, cuidándolo y protegiendo su corazón. Pero l...