Mis cuerpo estaba endurecido totalmente, mi mandíbula tensa como el demonio y, a pesar de recorrer infinidad de veces las fotos, aún no podía creer lo que estaba viendo.
—Esto no puede ser, Celeste —negué con la cabeza—. Si esto es una broma es de muy mal gusto.
—Claro porque yo te saqué esas fotografías —sus ojos se pusieron en blanco e intentó alejarse.
—¡No son reales! —grité completamente fuera de mis cabales—. ¡No soy yo!
—Claro porque ese rubio con tu misma cara es tu gemelo perdido —el dolor se notaba en sus ojos y empeoraba mi situación—. Deja de actuar, Eric.
—¡No estoy actuando, Celeste! Este hombre no soy yo, yo..., yo conocí a Lucinda hace poco antes en mi vida la había visto, ¡ni siquiera estuve con ella por Dios!
—Estoy cansada, Eric —se dio media vuelta y lo único que atiné a hacer fue tomar sus brazos y dejar caer las fotos.
—Mírame a los ojos, Celeste —insistí desesperado—, mírame. ¿De verdad crees que te mentiría con algo así?
Su gesto endurecido se debilitó y supe que ella estaba haciendo lo posible por creerme. O quizás mis ojos desesperados eran demasiado sinceros.
—Estas fotos fueron mis pesadillas durante mucho tiempo, Eric —sus ojos se cristalizaron a la vez que su labio inferior tembló provocando que mi corazón se retorciera—. Esas fotos me arruinaron.
—¿Por eso me dejaste? —pregunté y su expresión me lo confirmó—. ¿Por que no confiaste en mi? ¿Por que huiste? ¿Por que no me buscaste?
—¿Que harías tú si recibes eso, Eric? —inquirió con voz quebrada— Apenas podía sostenerme y lo último que quería era ver tu cara. Me habías decepcionado.
—Hubiera preferido que vinieras a golpearme antes de que te fueras así —admití, derrotado—. ¿Tienes idea lo que fue vivir pensando en que hice mal como para que la mujer de mi sueños me abandonara de un día para el otro?
—Yo no quería hacerlo, Eric —grandes y dolorosas lágrimas brotaron de sus ojos y rápidamente llevé las yemas de mis dedos para secarlas. Podría estarme destrozado mirarla por la forma en que actuó pero jamás podría ser inmune a sus lágrimas—. Pero fue todo demasiado doloroso. Rompiste mi confianza.
—No soy yo el de las fotos, te suplico que me creas —tomé su rostro entre mis manos—. Jamás te haría eso, yo te amaba con todo mi corazón.
Agachó la cabeza y sus hombros se sacudieron ante el llanto.
—¿Y entonces que? ¿Son falsas? ¿Quien te haría algo así? ¿Quien nos haría algo así?
—No lo sé —realmente esperaba que mis sospechas no se confirmaran.
Tomé las fotos del suelo solo para intentar encontrar alguna diferencia que le diera a Celeste una mínima prueba de que lo que yo decía era verdad.
Recorrí a el hombre infinidad de veces, pero no fui capaz de encontrar nada y comencé a frustrarme, de repente me invadió una necesidad de drenar mi furia con lo primero que se me encontrara.
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Opción D: Amarte
Teen FictionCrecieron junto a un amor que juraba ser fuerte y superar cualquier adversidad que se atreviera a enfrentarlos. Él la amaba, adoraba y protegía, decía siempre que ella era la indicada. Ella lo hacía feliz, cuidándolo y protegiendo su corazón. Pero l...