Crecieron junto a un amor que juraba ser fuerte y superar cualquier adversidad que se atreviera a enfrentarlos.
Él la amaba, adoraba y protegía, decía siempre que ella era la indicada. Ella lo hacía feliz, cuidándolo y protegiendo su corazón.
Pero l...
Celeste salió corriendo de aquel vestuario, al mismo tiempo que trataba de arrancarse el anillo que rodeaba su dedo.
Infeliz —pensó.
Hacía tan solo unos pocos minutos que estaba probándose su segundo look para la boda, más específicamente para la hora de la fiesta. Fue entonces cuando recibió aquel mensaje.
Infiel —apretó sus labios para que la palabra no saliera de su boca.
Una fotografía donde su futuro —ahora no tan futuro— esposo, Eric Rossi, aparecía desnudo, recostado en el respaldo de una silla, con una mujer pelirroja entre sus piernas, su cara estaba sonrojada y su mano apretaba el cabello de la mujer.
Las furiosas lágrimas volvieron al rostro de Celeste.
La segunda foto constaba de algo similar, Eric con una camisa blanca -como las que le encantaba llevar- tenia sentada a la misma pelirroja entre sus piernas, la mujer ahora estaba desnuda y el tenía su cara enterrada en su cuello, la mano de el que pensó que era el amor de su vida se perdía entre las piernas de ella.
Antes que llegara la tercera, Celeste bloqueó el número anónimo que le abrió los ojos sobre el hombre con el que había soñado compartir su vida.
Ahora todo estaba claro y, definitivamente, ella no volvería a su lado.
Ella se sentía asqueada, el solo pensamiento de que las manos que alguna vez la tocaron por todas partes al mismo tiempo tocaban a otra, que la boca que la besaba la compartía con alguien mas.
Su corazón estaba latiendo a mil por hora y se prometió en aquel instante que jamás volvería a confiar ciegamente en alguien como lo hizo con Eric.
Pero, ¿Que sucedería si, luego de alejarse de él sin ningún tipo de explicación, volvieran a encontrarse años después? ¿El destino será caprichoso para volverlos a juntar? mejor dicho, ¿Habrá una segunda oportunidad?
Tal vez no todo sea lo que parece.
Tal vez los sentimientos aún perduren.
Tal vez olvidar sea mucho más complicado de lo que las personas aparentan y pasar pagina sea más complicado cuando hay un señalador que te obliga a quedarte en la que estás.
Celeste tenía tres opciones. Opción A: Enfrentarlo y gritarle todo lo que sentía. Opción B: Buscar a alguien y recrear las mismas fotos y dejárselas en el apartamento de Eric enmarcadas. Opción C: Alejarse y no volver a saber más nada de él.
Para ella fue fácil decidir, porque solo eran tres y su personalidad descartó completamente dos de ellas.
Pero... ¿Qué pasaría cuando la vida te pone una cuarta opción frente a ti? . . .
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