La flor amarilla•
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Era tarde, pero después de ciertos percances, finalmente había llegado a su hogar. Tanto la caminata como el no haber dormido la hora que acostumbra habían dejado su cuerpo agotado.
Quería recostarse, pero tenía cosas que resolver.
Había tenido una discusión con Patada esa tarde por causa suya, fué algo fuerte y decidió darle un poco de espacio para ese momento, y le avisó que daría una caminata por el bosque. Así fué, pero secretamente tenía intenciones de llevarle flores a su esposo. A pesar de que durante el tiempo en que han estado juntos no se acostumbraban a ese tipo de tratos, era un gesto que deseaba demostrar.
Después de una larga caminata escogiendo con perfeccionismo, en una zona un tanto lejana consiguió unas flores amarillas en su mayor esplendor, eran perfectas, por desgracia no supo que esa noche recibiría una emboscada por parte de unos delincuentes. Los hombres tenían un sello en la frente al igual que él, pero con otra forma. Simples maleantes de media noche, pensó.
No tuvo problemas con ellos, a decir verdad, pero tuvo el desagradable recuerdo de quienes habían incendiado su hogar; y tras un descuido, recibió una acuchillada en su brazo derecho. Ganó la batalla, se fueron malheridos y creyó haberlos escuchado gritar algo sobre una venganza, no le interesó.
Una vez finalizada la batalla regresó a casa, aunque no padecía de una fractura, el corte era algo profundo, pero como podía detenía el sangrado con una tela rasgada de la orilla de su vestidura.
De las flores, por desgracia, solo quedaba una, la cuál tenía gotas rojizas en algunos pétalos.
Abrió la puerta con sigilo, dando paso en el oscuro hogar la luminiscencia de la luna creciente.
Internamente pensó en lo que haría. Tenía intenciones de dejar la flor junto a la mesa mientras su esposo dormía, mañana le explicaría la situación y acudiría a un médico. No se recostaría hasta limpiar la herida como se debe y vendarla. Talvez se duche, se cambie a una vestimenta más cómoda y duerma apaciblemente junto a su esposo.
Ya estando dentro trató de silenciar sus pasos lo más que pudiera, ningúna las lámparas estaba encendida, así que supuso que tenía suerte.
El lugar estaba oscuro, como pudo pasó a la cocina. Patada guardaba un botiquín abajo del cajón de los cubiertos. Una vez lo tomó regresó a la sala, en su mano derecha trataba de realizar presión para llevar el botiquín, y también la flor, puesto que era el brazo herido, mientras que con la mano izquierda continuaba haciendo presión en la herida.
Se tensó de la punta de los pies a la cabeza cuando en un descuido, por la oscuridad, había pateado una mesilla de la sala, la cual tenía encima un enjuto jarrón de color canela. El jarrón tambaleó, y rápidamente con su mano izquierda, aún sosteniendo el trapo ensangrentado, lo acomodó, recobrando el equilibrio.
Suspiró aliviado, creyendo haberse salvado, pero su piel se heló en cuanto escuchó una voz ronca junto a la ventana de la sala.
– Cuando me dijiste que darías una caminata por el bosque, no creí que te perderías en él. – Comentó sarcástico observando la luna desde la ventana cruzado de brazos, la oscuridad hacía que escasamente se viera una silueta oscura, que no percibió al entrar. Notó molestia en su voz, y con mucha razón, era de madrugada. Ambos sobrentendieron que regresaría para dormir a la hora que acostumbraban.
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Flor De Melocotón || Kicknipulens
Fanfiction" Todos necesitamos alguna vez un cómplice, alguien que nos ayude a usar el corazón. " - Mario Benedetti. - Sección de Oneshots Kicknipulens. - Los personajes pertenecen a la serie animada Kung Fu Wa.