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Primer beso

La luna creciente ya se encontraba en su punto más alto. La noche transmitía su luminiscencia en el valle, el cual permanecía silencioso a excepción de la aldea, la cuál estaba de fiesta.

Los aldeanos estaban alegres por la prosperidad que hubo en los huertos ese año, y decidieron reunirse en la plaza para participar en pequeñas danzas y disfrutar de meriendas a compañía de sus demás habitantes.

Aunque ninguno de los dos adultos quiso participar, era una noche hermosa, y nunca estaba demás tener una excusa para embriagarse.

Esa noche Manipulens llegó al hogar del Maestro de Kung Fu con dos botellas de Sake para pasar el rato. Al principio Patada quiso abstenerse, cuando bebía alcohol se sentía impropio de sí mismo y no quería arrepentirse de algo a la mañana siguiente; sin embargo, terminó cediendo a la insistencia de su compañero y aceptó el trago, después de todo, nada malo podría suceder a compañía suya.

Así transcurrió la noche, ya se habían tomado una botella y se podía decir que estaban más sueltos, pero aún eran conscientes de sus acciones. Recordaban sucesos, opinaban sobre situaciones comunes y se preguntaban cosas personales, conociéndose más a fondo.

A Manipulens le agradaba verlo así, tan suelto y lleno de gracia. No tenía problema con que Patada fuera reservado, pero ver al Maestro de Kung Fu de ésta forma era un deleite. Su semblante lucía más expresivo que de costumbre. De vez en cuando comentaba chistes con el fin de verlo carcajear sin pena. Le seguía llenando el envase cuando se descuidaba, solo para complementar.

No sabía si era el alcohol o él mismo, pero Patada se veía atractivo de esa forma. Sin que se diera cuenta, lo escuchaba, pero su mirada se dirigía a sus labios. Patada tenía un mentón bien formado, y se preguntaba que tan bien podría sentirse contra el suyo.

Y es que sí, el se sentía interesado por el de mirada color ámbar. Y aunque sienta que jamás se lo confesará por orgullo, en su mente comenzó a idealizar un pequeño designio del cuál saldría victorioso si salía como deseaba.

Tras un comentario gracioso de imprevisto Patada carcajeo y tomó su hombro, inclinando su rostro.

— No te me acerques de esa forma, parece que me vas a besar. – Comentó en broma, pero tratando de hacer notar sus intenciones.

El mayor solo rió para devolver el comentario humorista:

— Ya quisieras.

A pesar de su respuesta, continuó hablando del tema. Si tuvo decidido algo aquella noche, era tener los labios del mayor unido a los suyos.

— ¿Alguna vez haz besado a alguien?. – Preguntó tomando un trago, escondiendo el interés fijando su vista en el envase.

— No. – Respondió despreocupado con sinceridad. – Siempre creí que lo haría después de casarme, pero como sabrás, no ha pasado.

— Pff, ¿Dices que besaras después de casarte sin saber cómo hacerlo? – Enarcó una ceja en broma, Patada sonrió con cierta pena.

Flor De Melocotón || KicknipulensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora