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El siguiente capítulo presenta contenido sexual, se requiere discreción.

Patada se encontraba tendido boca arriba con sus manos atadas por encima de su abdomen, mientras miraba con perdido placer el ser que permanecía encima suyo.

El de mirada rubí unía ambas pieles entre pequeños saltos, emitiendo jadeos en el acto, mientras que él solo alcanzaba a gemir y a gruñir ante los espasmos de placer que Manipulens le producía, en ocasiones, forcejeando levemente contra el cinturón que encarcelaba sus muñecas. Sus tensos hombros y su cuello presentaban algunas mordeduras y chupetones frescos, mientras que sus labios, levemente hinchados, permanecían ansiosos al toque de los otros.

No había hecho nada desde que comenzó el acto sexual. Presenció cómo el de mirada rubí se quitaba la ropa interior encima suyo, y como lo desnudó a él, presenció cómo éste se lubricó y preparó solo, haciendo absolutamente todo por su cuenta, mientras que él solo podía hacer eso, jadear y mirarlo con exitacion.

El trato que le estaba ofreciendo su amante era una experiencia que disfrutaba a cada segundo de su placentera actualidad, por más inaudito que se considerara.

El ambiente estaba acalorado, pero ambos le restaban importancia a eso, teniendo sus mentes perdidas en sus cuerpos. La habitación estaba silenciosa, lo único que se podía escuchar eran los sonidos que emitían en el acto y la armonía de sus cuerpos chocando.

Manipulens subía y bajaba sus caderas, causando que los largos mechones de su lacia cabellera acariciasen el cuerpo ajeno, el cual Patada asemejó como el toque de la seda más fina.

El de mirada tenía sus manos puestas en los hombros del mayor para facilitarse la acción. Su pecho subía y bajaba mientras entrecerraba sus labios para respirar mejor, donde en ocasiones soltaba profundos gemidos. Aquellas perlas sudorosas que se formaban en su pecho se deslizaban hasta caer en el abdomen que yacía abajo suyo, para después mezclarse con el sudor del otro.

Llevaba 10 minutos desde que comenzó el coito, y aún ninguno de los dos había llegado al orgasmo. Patada estaba mejor que nunca, pero Manipulens, por su parte, estaba sintiendo sus piernas llegar a su límite de resistencia. Tomar mucho alcohol antes de realizar cosas como ésta no es beneficioso. Sus endebles piernas estaban cansadas, y sentía que necesitaba un respiro.

En un momento el de mirada rubí se inclinó para besar al mayor, y su cabello se deslizó por el cuerpo ajeno en un breve y hipnotizante movimiento, y Patada sintió como se hacía la oscuridad a su alrededor. Todo rastro de luz que se colaba por la ventana de su habitación desapareció una vez los largos mechones del menor se posaron por los costados de su cabeza, dejándolo en un estado que asimiló a estar en la nada misma, donde ni siquiera sentía tener un cuerpo, siendo nada más que pura lujuria y placer.

Lo enloquecía, vaya que lograba enloquecerlo entre la parsimonia de sus movimientos. Patada estaba encantado con lo que Manipulens era, y sentía deseos de poder tocarlo de la misma forma en que el otro lo hacía.

El menor paró un momento para sostenerse del cuerpo del mayor para respirar correctamente. Realmente no era una persona de resistencia duradera, sumando su estado ebrio, no sentía que podría continuar con el acto él sólo.

- ¿Necesitas algo de ayuda? - Susurró el mayor en su oído, con una voz perdida entre su agitada respiración.

Manipulens cerró sus ojos un momento, para después asentir. Llevó sus manos hasta las de Patada para posteriormente desatar el cinturón de sus muñecas, y cuando el mayor sintió sus manos libres, sin siquiera darles un respiro para que fluya la circulación correctamente, en un rápido movimiento colocó al menor abajo suyo.

Flor De Melocotón || KicknipulensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora