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Arrollo

Desarrollado en el Au. Amnesia.




Se había vuelto un placer constante asistir al arrollo a compañía del menor. Le resultaba agradable adentrarse en el bosque a plena luz del dia y caminar dialogando sobre la vida del otro, teniendo el armonioso sonido de las aves como instrumental.

El arrollo en esa época del año era cálido, cálido como el crujir de las ramas y la luz del sol al mediodía. Eso mismo emanaba Patada a ojos de Manipulens: calidez pura.

De todas las personas con las que ha llegado a interactuar Patada ha sido ha quien más confianza le ha proporcionado. Por lo general se sentía incómodo al entablar conversación con otras personas porque no sentía sinceridad en ninguna de ellas. Vivir su vida después de despertar sin ninguna clase de recuerdos era estresante, por mucho que trataba de hacer memoria no había un recuerdo claro de su estilo de vida anterior, eso lo frustraba.

Sin embargo todo era diferente al estar con el maestro, al hablar con él sentía una calidez y comodidad que lo hacía querer compartir cada momento de su vida con él. Con Patada simplemente no había ninguna fuente de estrés que lo agobie o conversación que le indique cinismo. El de mirada ámbar poseía ese milagroso de desaparecer todas sus preocupaciones con una amable sonrisa.

¿Cómo se pudo haber olvidado de tan bella persona?

Por otra parte, Patada ya se había acostumbrado a la presencia del de mirada café. Estar junto a él con su condición era como conocer a Manipulens antes de que éste se viera envuelto en el mundo de la magia oscura, aunque no podía asegurar como pudo haber sido, pues desde que lo conoció él ya era prácticamente un experto de ésta misma. Sin embargo aún teniendo una vida cotidiana común seguía teniendo muchas interrogantes sobre quién era o es Manipulens.

Después de su reencuentro y de saber sobre el suceso de la perdida de los poderes y la memoria del menor se la pasaba casi todo el tiempo al tanto de él. Sentía dentro de sí una obligación casi innata de cuidar el conocimiento del menor, de observar el cambio de su vida y lo que seria su alrededor.

Manipulens pasó de ser temido por la aldea a ser querido por ésta. Todos sabían de la alucinante historia que tenía el adulto de melena lisa violácea, y asistían al puesto a comprar algo solo para acercarse con curiosidad. El mismo Manipulens le confesó que se sentía observado por las personas, y que no sabía si tenía algo que la gente pudiera definir como " Inusual " pero le aseguraba que era por lo atractivo de su persona.

Y no mentía, una vez las personas perdieron todo temor y rencor hacia él, comenzaron a identificarlo como una persona atractiva y hasta agradable, tema del cual ni negaba ni contribuía opiniones personales, al menos no abiertamente.

Verlo todos los días al mediodía y hablar con él era una experiencia confusa, era como cuidar de una persona que tenía conocimientos de sí misma, pero eso no parecía detenerlo, deseaba conocer más a Manipulens, siempre quiso hacerlo, pero el menor antes del accidente no era el tipo de persona que le guste hablar de su vida.

- ¿Usted tiene familia? - Preguntó con la mitad del torso sumergido en el arrollo. Se había zambullido hace unos momentos con todo el ánimo del mundo, pues eso hacía todas las veces que venían al río.

- Solía tener a mi maestro, pero el ya falleció hace muchos años. - Respondió sentándose en la orilla, y al escuchar la noticia el de mirada café se sintió apenado.

Flor De Melocotón || KicknipulensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora