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- Desarrollado en el Au. Amnesia

Adv: Mención leve de burdeles.




Caminó ininterrumpidamente a pasos firmes sin dirigirle la mirada a nadie,
manteniendo su rostro inexpresivo y distante. En una mano, cargaba a puño cerrado una bolsa de materiales para la pesca, mientras que en la otra, sujetaba con dureza la muñeca del aldeano que lo acompañaba.

- Maestro. - Escuchaba de vez en cuando, pero estaba tan consumido por su exasperación que ignoraba aquellos llamados, continuando su incesante caminar.

Los transeúntes que los veían pasar miraban con curiosidad al par de adultos, cuestionando sobre qué pudo haber cometido el hombre de mirada café para haber colmado la paciencia de una persona inexpugnable y serena. La suposición que más compartían era que el vendedor de hortalizas había tratado de regresar a sus tendencias por la magia oscura y fué encontrado en el acto.

Aunque era una buena teoría, no tenían asegurado nada, pero reprimieron las ganas de preguntar, pues sintieron temor al ver el rostro inexpresivo del mayor, por lo que entendieron que debió ser una ignominia. Sea como sea, estuvieron de acuerdo en que lo que estaba haciendo el maestro era lo correcto, pues era necesario que una persona de gran autoridad estuviera atenta al comportamiento de Manipulens.

Al final, los aldeanos solo regresaban a lo suyo, mirando disimuladamente de reojo, concordando en que no era indebido lo que hacía el maestro de kung fu, incluso desconociendo la verdadera razón.

Manipulens se sentía preocupado, no solo por el hombre que, tomando su muñeca firmemente, lo alejaba del centro de la aldea hasta que pasasen por calles de las no conocía del todo; sino también por su falta de entendimiento al comportamiento del mayor, pues según recordaba, hace media hora estaba normal.

- Maestro. - Llamó una vez más, ésta vez, con insistencia y un tono de voz más alto, pero aún respetuoso. A pesar de eso, tampoco recibió respuesta, siendo carcomido por la ley de hielo que se le estaba imponiendo.

Aunque el de mirada café no quería continuar persistiendo en hacer que el maestro deje de ignorarlo, ( pues suponía que podría ser el culpable de su enfado) la forma en la que caminaba apresuradamente sujetando su muñeca sin siquiera voltear a verlo causaba que le costara llevarle el ritmo, cosa que en cualquier segundo podría hartarlo.

El de mirada ámbar mantenía una expresión seria, tensa, más ensimismada que de costumbre. Ni siquiera estaba seguro de a dónde se dirigía, solo quería llegar lejos de aquella calle para ver si lograba calmar sus adentros.

Un revoloteo de recuerdos de su antigua amistad con quién fué alguna vez Manipulens invadían su mente, causando confusión y rabia ante algo totalmente estúpido e incoherente, pero que un sentimiento resguardado alimentaba. Al final solo era él junto al cuestionamiento que se hizo durante muchos años.

¿Realmente alguna vez conoció a Manipulens?

- ¡Patada! - Exclamó finalmente haciendo un vehemente movimiento para soltar su muñeca de la mano ajena, causando que ambos paren en seco. Habían llegado a lo que parecía ser un extremo de la aldea, por lo que ya los únicos que estaban presentes eran ellos y algunos árboles.

El hombre de tez rojiza volteó a verlo con cierta dificultad, la cual trataba de disimular con molestia y exasperación. Quería mencionar que ya era de noche, y que por lo tanto ya vendría siendo hora de que regresen a sus hogares, pero no consideraba que fuera fácil librarse de su acompañante, el cual a pesar del respeto que le tenía, se le veía severo y enojado, expresión que lo hizo recordar quién solía ser.

Flor De Melocotón || KicknipulensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora