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La carta

( 2-2 )

Caminó, y hizo un ligero esfuerzo por no tambalearse. Hasta la actualidad ha zarpado en barco alrededor de 4 veces, y siendo una cantidad muy poca al estar en su vida adulta, el constante tambalear del mar le produjo mareos, pero al menos no vomitó, como las últimas veces.

Caminó de brazos cruzados, pues ante la brisa fría de la temporada que se estaba acercando, era lo único que podía hacer para darle calidez a su cuerpo. Agradecía la vestimenta básica que su padre le prestó para su regreso, a pesar de que la tela era delgada, es cómodo usarla.

Su reencuentro con su padre fué emotivo, una vez miró lo miró en el puesto, el cual se había recuperado del incendio, y éste lo reconoció a pesar de su apariencia actual , corrió regocijado a abrazarlo. Él le devolvió el abrazo, y no pudo aguantar que unas cuantas lágrimas salieran de sus ojos, pues fué un abrazo que le hizo falta durante muchos años.

Una vez finalizó el abrazo se arrodilló, y le entregó el accesorio de oro que usaba para sujetar tres mechones de su lacio cabello, y juntando sus palmas, le pidió perdon, mencionando que no era digno de estar frente a esa casa una vez más. Su padre se sorprendió, y lo levantó, respondiendo que él siempre estaría alegre de recibirlo, pues ese siempre sería su hogar.

Ese día pudo ponerlo al tanto de todo lo sucedido, siempre suavizando las cosas debido a la vejez y la ansiedad de su padre, pues no quería que se asustara ante las atrocidades cometidas a mano suya. Su padre reconoció que fue muy malo todo lo que hizo, pero le recordó que siempre podría volver a intentar.

Estando allá pudo atender la tienda; su padre le ofreció una vestimenta nueva; pudo recobrar algunas viejas costumbres; salió de pesca, fueron momentos que pudo reconocer como felices.

Pasó casi un año, y Manipulens se dispuso a regresar. Su padre, aunque se sentía inseguro, lo dejó ir, siempre y cuándo lo visitará de vez en cuando y lo pusiera al tanto de sus días. Lo despidió en el muelle, y como obsequio, le regaló una escultura con una forma peculiar que hizo especialmente para él, para finalizar le dió un emotivo abrazo antes de irse.

Mediante su caminar al hogar del mayor, observó los árboles dubitativo, y se preguntó si podía cambiar para bien aún siendo un árbol torcido; si aún podía avanzar a pesar de las incontables veces que cortó su crecimiento. No se dió respuesta, pero si se dispuso a cambiar, a pesar del temor que ésto le provocaba.

Y mientras miraba los árboles, estando cerca del hogar del mayor, notó un color inusual entre los árboles. Su mirada atravesó las ramas que lo constituían, y confundido, se acercó. Finalmente pudo completar la imagen, logrando apreciar los mechones flotantes de una peculiar melena que bien conocía.

Caminaba a unos metros lejos de él, por lo que no había notado su presencia aún. Se sintió nervioso, pues aún se preparaba mentalmente para volver a verlo, la carta confesó muchas cosas, y no sabía cómo se lo tomó el mayor al saberlas.

Sin más, circunspecto, caminó hacia él, evitando los árboles que se interponían entre ambos. Al momento se paró estando a una corta distancia, sin estar del todo cerca.

Ni siquiera por sus pisadas lo había notado, ¿En qué estará pensado, para que se mantenga ensimismado de esa forma?

Trago seco, y se dispuso a llamarlo.

Flor De Melocotón || KicknipulensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora