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La carta

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Hace unos minutos estaba caminando de regreso a su hogar después de haber dado una caminata por el bosque, se había vuelto una rutina salir a las 5 tarde con el fin de tomarse un tiempo para pensar y relajarse, cosa que satisfacía perfectamente el oquedal al atardecer.

Al llegar había notado la presencia de una pequeña carta al pie de su puerta. Su mente formuló muchas respuestas a su instantánea confusión, desde una invitación de los aldeanos a llevar su presencia a alguna festividad del pueblo, hasta una nota para anunciar el fallecimiento de un conocido. Jugó con las ideas mientras se adentraba a su hogar hasta sentarse para averigüar cual era el contenido.

Se dejó caer en la silla del comedor con un vaso de jugo en su mano, y se dispuso a averiguar de qué trataba el manuscrito.

22-12

Querido Maestro Patada.

Con sinceridad le envío ésta carta, lo cual es algo inusual, para despedirme.
Debo reencontrarme con el pasado, y bajar la cabeza para regresar a mi antiguo hogar.
Ha pasado meses desde que regresamos a éste mundo, y por ambos he de decir que nada ha vuelto a ser igual. Aunque hay que cambios que son para bien, supongo.

Comprendo que me guarde rencor por las acciones pasadas, y sé muy bien que entre ambos hay demasiado que decir, pero los reencuentros en persona han sido algo catastróficos desde nuestra batalla por el pergamino, así que quise probar con algo más simple.

Trataré de ser lo más directo posible. Lamento que las cosas tuvieran que ser así, reconozco que herí sus sentimientos al aprovecharme de su amistad, y no es algo que me produzca orgullo actualmente. Por desgracia los errores del pasado no se pueden borrar, y sé que no podré deshacer el dolor que le causé tan fácilmente, pero siempre podemos empezar a escribir desde cero para corregir los errores, por eso mismo regresaré a mi aldea natal.

Si de alguna forma lo reconforta, sí, alguna vez lo llegué a ver como un maestro y fué una compañía de la cuál disfruté mucho. Incluso si mis intenciones no fueron buenas al acercarme a usted, debo admitir que conocer a su persona fué una experiencia interesante, diferente y satisfactoria.

Para finalizar, tratando de evitar la sentimentalina absurda de las confesiones, quiero decirle que todo cambió cuando reconocí mis sentimientos hacia usted. Sin duda fué inesperado identificarlo, recorrimos un muy largo camino lleno de batallas y rencor, no llegué a considerar si lo miraba de otra forma. Son muchas cosas que pensar, claro que fué una transición muy larga, pero tuve el suficiente tiempo para pensarlo, y futuramente, usted también.

Fuiste sin duda, un buen maestro, un gran contrincante, y por último, mi primer y único amor. Tu rostro sera lo último que piense al atardecer, y esperaré con ansias nuestro reencuentro.

Ugh, eso fué muy cursi, pero la tinta ya se secó y no tengo intenciones de reescribir todo ésto. Algún día, cuando tenga mi indefinido regreso, hablaremos con más calma, si usted lo desea, por supuesto.

Con cariño y aprecio, Manipulens.

Finalizó de leer, sintiendo su respiración detenerse y su mirada clavarse en la hoja de la impresión.

Todo a su alrededor parecía haberse silenciado, como si mirasen con curiosidad la perplejidad del hombre al procesar el manuscrito.

Una carta podía esperarla de cualquier persona, por muy mínima que experiencia que tenga, pero jamás de Manipulens. Por un momento pensó que era una broma de algún aldeano; sin embargo, ellos dos eran los únicos que sabían sobre lo sucedido en sus vidas desde la batalla del pergamino hasta su viaje a Isla Estrellada, curiosamente lo mantenían como su secreto.

" Indudablemente la carta es suya. " Pensó impresionado, sin saber exactamente cómo responder a ella, aunque era claro que no podría hacerlo por obvias razones.

Siguió releyéndola una y otra vez, la carta confesaba muchas cosas que tanto deseó escuchar de la boca ajena, pero al leerlo, hizo retozar su corazón de agrado. Esa carta era la viva prueba del comienzo de un cambio en su antiguo alumno. Pasaron muchos meses desde que regresaron a ese mundo, no se habían vuelto a ver desde entonces, pero seguía a flote la idea tentadora de un reencuentro.

Aún se sentía incrédulo de muchas cosas. Era demasiado que pensar; todo estaba escrito en un pergamino, era precario, pero reconfortante. Solo tenía una carta para leer todo lo que necesitó escuchar del de mirada rubí. Eran tantos sentimientos, que no sabía por cual empezar.

¿Sus disculpas? ¡Cuánto tiempo esperó por ellas! Sentía regocijo de saber que el menor estaba cambiando y finalmente se disculpó por sus acciones, fué algo que hizo que la comisura de sus labios formarán una sonrisa de aprecio y gusto; claro que se necesitaba más que eso para reparar el daño hecho, pero era un buen comienzo. Se sintió impresionado cuando leyó la forma en que se dirigió a él, lo reconoció como su maestro y expresó el respeto que merecía, casi lo hacía sentir apenado.

La despedida lo desconcertó, si es cierto que nunca esperó una carta por parte de Manipulens, mucho menos esperaba una despedida. A pesar de eso, se sintió feliz de que decidiera tomar conciencia de su pasado y reencontrarse con él una vez más.

Esas tres cosas juntas eran la definición de una disculpa sencilla y perfecta, sintió muchos sentimientos que no expresaba abiertamente. Si hubieran hablado de ésto en persona, estaría enmudecido del asombro. Pero en esa hipotética situación, pudo haberle hecho saber que está orgulloso de él, y que estaría esperando su regreso para hablar las cosas con calma.

Sin embargo, algo que no encajaba en su mente, aunque tratase de asimilarlo a alguno de sus recuerdos, eran los sentimientos de Manipulens hacia él, no porque los considerara indebidos, sino porque eran algo que no esperó de su parte. Siempre pensó que el menor lo odiaba, la rivalidad de ambos era conocida por muchos. La transición que estaba realizando actualmente era algo que le sorprendía, y  aún así, su confesión lo dejó estupefacto. Se preguntaba muchas cosas con respecto a ello, pero  no tenía respuesta a ninguna, hasta el día de hoy Manipulens era un enigma que no lograba descifrar, pero bien que sabía como impresionarlo.

Miró por la ventana, el anochecer era inminente, el sol ya estaba traspasando el horizonte, y los últimos rayos del sol estaban desvaneciéndose entre la montaña. En su mente se sintió preocupado por cuánto tiempo Manipulens estaría ausente, pues no tenía dirección sobre a dónde fué, y su regreso era indefinido, no sabía cuántos atardeceres presensiaría en la espera de volver a verlo en la puerta de su casa, esperando a que el abra la puerta para conectar sus miradas una vez más.

Acarició con la yema de su pulgar la textura de la carta, sosteniéndolo como si fuera etéreo; la lectura que contenía era breve, pero tenía un peso emocional inconmensurable.

En su preocupación, leyó una vez más:

“ Tu rostro será lo último que piense al atardecer, y esperaré con ansias nuestro reencuentro. ”

Sonrió. Manipulens no lo sabía, pero el estaría haciendo lo mismo. Miraría cada atardecer en su ausencia, y en el último rayo de sol, estaría su ferviente mirada, que fué capaz de abrasar su corazon multiples veces con su egocentrismo, y actualmente, lo había logrado una vez más.

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Flor De Melocotón || KicknipulensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora