Capítulo 8 - Cuidado con los vidrios. 🩸

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malena

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malena

Algo no estaba bien y lo supe al ver la cara de Erica y su balbuceo pidiendo ayuda me lo confirmo.

— Cariño ven, siéntate — le tomo las manos y la llevo al sofá.

— me-me secuestraron ayer, un chico, me en- encerró, tenemos que irnos hay alguien aquí, nos van a ma-matar vamos a mo-morir, tiene un arma — me quedo en silencio mientras ella balbucea y cada parte de su cuerpo tiembla.

— Por dios, ese trago en serio te afecto la cabeza, además de borracha, loca — responde Sam.

— en esta casa no hay nadie y anoche nadie te secuestro, te fuiste para el baño y luego te encontramos durmiendo en una habitación del segundo piso, COMPLETAMENTE SOLA — dice Tiago haciendo énfasis en el final de la oración.

Estas palabras no relajan a Erica y lo único que hace es que rompa en llanto, un llanto desgarrador, un llanto descontrolado de ese que te impide hablar, de ese que después de un rato no te permite ni respirar.

Estuve repitiéndole lo mismo por aproximadamente 30 minutos, intentando calmarla, pero al final, entre lágrimas y pequeños sollozos se queda dormida, Tiago ayuda a subirla y dejarla en la misma habitación donde la encontramos la noche anterior.

— ¿Crees que consumió algo más? — digo mientras busco las pertenencias de mi amiga.

— Erica es una borracha, le encanta beber y siempre hace cosas estúpidas — dice sentándose para acariciarle la cabeza a su hermana — te acuerdas de la vez que partió la ventana del carro de Thomas con su tacón y después intento entrar por esa misma ventana — Tiago deja escapar una pequeña risa.

— Thomas no la dejo subir en su carro como por dos meses — el recuerdo de ese día hace que yo también me ría, el recordar la cara de Thomas cuando vio su carro sin un vidrio ya Erica adentro hace que mi risa aumenta.

Nos reímos por unos pocos segundos dejando escapar algo de nostalgia, para después comenzar a buscar por toda la habitación y luego por toda la casa, pero fue inútil las cosas de Erica no estaban, lo cual me parecía peculiar porque nunca había perdido su cartera y mucho menos su teléfono, aunque Erica ame la fiesta suele ser muy cuidadosa con sus cosas o tal vez solo es una borracha con suerte.

Mientras seguíamos la búsqueda en una de las tantas salas de la casa Tiago habla después de estar casi una hora en silencio absoluto, el siempre suele estar callado, solo habla cuando tiene algo importante para decir o cuando el nerviosismo está a punto de salir por sus poros 

—Tengo miedo, conozco demasiado a mi hermana y por eso tengo miedo que el alcohol dejara de ser suficiente para ella — pronuncia Tiago llamando mi atención. 

Lo que dice no es mentira, probablemente sea lo más real que he escuchado hoy, Erica no solo es la chica de buena familia, amable y positiva que todos ven en la universidad, me gustaría decir que ella solo tiene un pasado oscuro, pero no es así, ese es su presente.

Secretos que asfixianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora