Capítulo 20 - mami y papi 🩸

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Malena

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Malena

El recuerdo de esa voz tarareando esa canción tan suya, más que del propio compositor, esa canción fue escrita para ella y después fue tocada por los dioses solo para complacerla, no era solo la letra lo que la describía, era el ritmo, cada parte de la melodía gritaba su nombre y te envolvía con su encanto.

Porque así era ella, encantadora, un alma que te hacía vivir tus mejores momentos, escribía en papel y lápiz tus mejores capítulos, esos capítulos que te hacen devolver la página del libro, esos que quieres releer esta cansarte y que cada vez que recuerdas un poco de él se te escapa una sonrisa o te brilla el alma, eso era lo que escribía ella.

Ella siempre fue de ese tipo de persona que solo conoces una vez en tu vida, que llegan para cambiarlo todo y enseñarte a vivir, siempre pensamos que esas personas llegan en forma de parejas o amigos, pero todo cambia cuando esa persona que solamente es luz es quien te dio la vida, porque creces sabiendo que algo de aquella luz también está tatuada en tu alma y que tu sangre impregna un poco de su vida.

Ella era solo luz, pero como toda luz en algún momento va a generar su sombra.

...

Mi cabeza contra el inodoro me hace recordar que no todo en esta vida es felicidad, desde el incidente en el bosque los dolores de cabeza, mareos y náuseas se han hecho presentes, cada de parte de mi cuerpo duele, pero la protagonista de mi sufrimiento es mi cabeza.

La falta de compañía está comenzando a afectar y ver el pequeño papel sobre el escritorio me hace pecar, decidido tomarlo y volver a marcar.

El teléfono suena, pero es contestado de forma rápida, una voz gruesa que apenas estoy comenzando a conocerme saluda.

—Hola, creo que te vas a cansar de escucharme, creo que voy a tener que aceptar tu propuesta.

...

Unos pequeños golpes en la puerta hacen que salte de mi cama y corra hasta la entrada para poder abrir, no sin antes revisar que no me vea tan terriblemente mal.

Claramente lo estaba esperando con ansias.

Al abrir la puerta lo veo, lleva una camiseta deportiva negra la cual va muy ajustada a sus músculos y deja ver lo fuerte que esta, en sus brazos lleva una canasta con lo que parece ser mi compra semanal.

— Gracias por venir — le digo al abrir la puerta para después intentar tomar la cesta mientras una de mis manos tiembla de manera ansiosa.

— No creo que puedas con esto sola, déjame ayudar — me dice y yo lo dudo, aunque realmente no lo dudo tanta y simplemente me muevo para que él pueda pasar — ¿Dónde lo dejo? — me pregunto mientras cierra la puerta y le apunto la cocina, cuando entra en casa me doy cuenta de lo alto que es, combinado con su espalda y brazos grandes hacen que mi casa se vea aún más pequeña.

— Gracias por ayudarme Dean, ¿quieres algo de beber? — dejo unos segundos, él solo asiente mientras se voltea y mira el lugar, haciendo que me sienta chiquita en mi propia casa.

— Ayer no te lo dije, pero amo la decoración de tu casa, la mía no es así — su comentario hace que suelte una risa.

—y ¿Cómo es tu casa?

—simple, bien podría ser una casa abandonada, sabes son tres hombres y una niña ya te podrás imaginar como es — él suspira y sigue hablando — desde que mamá no está la casa fue en decadencia, cada día se ponía peor y al inicio era muy difícil organizar todo — se ríe — no sabes cuantas veces nos cortaron la luz porque olvidábamos pagar las cuentas.

— A veces la ausencia de mamá puede poner tu vida de cabeza.

— ¿Dónde están tus padres? — me pregunta Dean y siento como mi expresión cambia al instante.

— Bueno, papá vive en argentina, tiene una empresa de radio y le va muy bien — digo lo que se sin más.

— ¿Y tu madre? — la pregunta hace que me quede en silencio mientras pienso que decir, Dean me ha hablado sobre sus problemas familiares y aunque no lo conozco siento un extraño aire de confianza que me hace querer abrirme con él.

— Ella murió, cuando yo era una adolescente — respondo simple, sin mentir y con un nudo en mi garganta porque odio decirlo en voz alta.

No suelo hablar de mi madre, no me gusta recordar su muerte o los momentos felices a su lado, pero últimamente lo hago de forma constante, recuerdo su risa, su voz y su forma de cantar tan apasionada, ella es uno de esos recuerdos que te generan alegría por unos segundos, pero después se van te dejan un vacío que hace que te duela el corazón.

Por eso no hay recuerdos de ella en mi casa, por eso intento no hablar de ella y ni siquiera pensarla porque no quiero volver a sentirme así.

Por lo mismo mi relación con mi padre se dañó, cuando ella murió papá entró en una depresión mayor, una tristeza tan infinita que no le permitía salir de la cama, duro meses en los cuales no dijo ni una sola palabra, pero mientras tanto yo actué diferente no me daba el tiempo de aceptar lo que había ocurrido.

Creo que todavía lo logro aceptarlo por completo.

Después de mucha terapia mi padre volvió, pero sus primeras palabras después de pasar casi 7 meses sin pronunciar nada me lastimaron.

— lo siento mucho Malena, no debí de tomar el tema, lo siento — las palabras de Dean me devuelven a la realidad.

— no lo sientas, solo que no suelo hablar mucho de ella, es un poco doloroso — lo digo con el fin de que cambie de tema y él lo hace.

—¿Cómo sigue tu cabeza rota? — cambia el tema rápido y yo solo asiento agradecido por no hablar más sobre mi familia.

—bueno creo que no está tan rota como esperaba, aunque debo de ir al doctor para que me revi — soy interrumpida por un ruido en la puerta el cual hace que los dos miremos hacia la entrada.

— Al parecer Malena espera a alguien — me dice Dean mientras niego con mi cabeza y me muevo de golpe mientras me acerco a la puerta, la nota mi reacción y habla — ¿realmente no esperas a alguien?

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Ya conocemos a dean, como amo a dean
Aunque también amo thomas, Tiago y hasta a Érica, en fin, son mis bebés

Secretos que asfixianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora