Thomas
''El dinero no da la felicidad''
Esa es otra frase tonta dicha por aquellos que no tienen lo que quieren o que no valoran lo poco que poseen, tengo muy claro que la felicidad no cae de los árboles que debes de trabajarla y criarla como si fuera un recién nacido, pero siempre hay formas de poder obtenerla sin necesidad de pasar por ese proceso materno.
Así que para mí el dinero si compra la felicidad, porque fui muy feliz la navidad que mi padre me dio ese carro a control remoto que costaba más de lo que gana un asalariado promedio en un año, fui feliz cuando viajé por primera vez a Inglaterra con mi madre solo porque quiera un par de zapatos nuevos, fui feliz cuando recibí mi primer coche o la navidad pasada que me regalaron un yate, y eso solo lo puede comprar el dinero.
Pero la que no cree eso es Malena, el conjunto de apartamentos donde vive se ve algo abandonado hasta el punto que el ascensor lleva años sin funcionar aunque dudo que en algún momento lo hiciera, siento que es parte de una leyenda urbana, sé que Malena no es de mi mismo nivel económico, también sé que tiene una beca que le permite ir a mi universidad, al inicio me sorprendía un poco al ver su estilo de vida y como podía ser feliz con tan poco, tiempo después me di cuenta de que ella no es tan diferente a nosotros, que su apartamento viejo realmente está ubicado en una zona costosa de la ciudad y que realmente su familia tiene una cuenta con algunos ceros destinados para ella.
La sorpresa es que ella decidió no tocar ese dinero, todavía es algo que no comprendo y que ella no ha querido confesar, también sé que no debía de investigar, pero la curiosidad mato al gato.
Termino de subir las escaleras y cuando me detengo en la puerta logro escuchar una voz algo gruesa, acompañada por una risita la cual reconozco al instante, Malena no tiene muchos amigos, o no del tipo de amigos al que traes a casa, sé que a ella le gusta estar sola y por ese motivo decidí no venir ni insistir con verla en estos dos últimos días, porque sabía que quería estar sola después de todo lo ocurrido con su amigo.
Aunque también sé que ese no es el motivo de su tristeza, Malena nos ha mentido y todavía no logro entender el porqué, ella no era tan cercana a ese tal Marcos, es más nadie lo era.
Marcos no me caía del todo bien, pero su presencia tampoco me molestaba, era un muchacho simple y sin chiste, que trabaja e intentaba salir de la pobreza, sin más, era uno de los tantos, pero había algo en el que nunca me termino de gustar y era su relación con Tiago.
Recuerdo que él solía hablar de los valores que le inculcó su familia pobre, de cómo aunque se crió en una zona muy peligrosa de la ciudad el logro ser un muchacho honrado y honesto, normalmente eso no me molestaría, pero la arrogancia en su voz y la necesidad de sentirme moralmente superior nunca me gustaron, en fin, él también mentía, como todos, el también guardaba un secreto.
Su relación con Tiago era tormentosa y secreta, nadie sabía de ellos o eso intentaban lograr, mi amigo estaba perdidamente enamorado de él, Marcos ilusiono a Tiago de una forma tan perfecta que mi amigo vivía en un mundo de fantasía creyendo que en algún momento se casarían y crearían una hermosa familia, así que cuando Marcos le pidió volver su relación privada él aceptó, él vivía en una de sus novelas románticas donde el protagonista tenía comportamientos machistas y algunos traumas de la infancia, básicamente una relación muy tóxica.
Cuando Marcos termino con Tiago pude ver a mi amigo caerse a pedazos, fueron meses difíciles en su vida a causa de romper con quien juraba que era su futuro esposo, Marcos lo había dejado de una forma tan cruel y desinteresada, que fue aún más doloroso.
Dicen que un corazón roto duele el doble cuando la otra persona decide no sentir, cuando a la otra personas no le interesa nada, ni la relación, ni tus sentimientos, cuando la otra persona casi disfruta de verte arrastrándote por su amor, en esos casos duele más.
A Tiago le costó muchos meses poder siquiera intentar unir ese corazón roto, actualmente sé que nunca lo logro y que todavía guarda un poquito de esperanza en sus adentros.
Por eso Marcos no me caía muy bien, tal vez en parte me alegra que ya no esté.
Pero ahora Malena camina por la calle fingiendo ser muy buena amiga de Marcos, pero solo eran compañeros que lograron empatizar, aunque la verdad ella era lo más cercano que tenía él a un amigo.
Le doy dos golpes suaves a la puerta y escucho como las voces se quedan en silencio por unos segundos, unos pasos bastantes ligeros se acercan a la entrada y abren la puerta con notorio cuidado al verme sus ojos se abren y puedo ver que me mira con cierta extrañeza.
— ¿Qué haces aquí? — me responde con un tono de voz cortante, ella se da cuenta y vuelve a hablar — no esperaba que vinieras — me dice dándome una sonrisa la cual mágicamente le devuelvo relajando un poco mi seño.
—¿Puedo entrar? — ella lo duda por unos segundos y después se mueve para que yo pueda pasar.
La casa de Malena es pequeña, pero a diferencia de la fachada del lugar o el mal estado del edificio sus apartamentos son bastante acogedores, aunque hay muebles que parecen ser de buena calidad, la falta de decoración hace que el apartamento se vea vacío, aunque hoy una presencia ocupada parte del espacio de la cocina, el desconocido se encuentra de pie mirándome detenidamente, al adentrarme más fijo mis ojos sobre él haciendo contacto visual.
— No sabía que tenías visitas — suelto cuando ya estoy adentro, el chico solo me mira y sonríe, pero yo aprovecho para verlo de arriba abajo.
—No es realmente una visita — me responde Malena la cual se dirige a su habitación sin decir nada, dejándome a solas con el chico y siento como hay una pequeña incomodidad del tamaño de un elefante en la sala, de esa incomodidad que implica rivalidad y me doy cuenta por qué está aquí.
— Un gusto Thomas Vilentine — le digo mientras le ofrezco mi mano la cual toma enseguida, usualmente no suelo usar mi apellido y odio que me llamen por él, pero soy consciente de lo beneficioso que puede llegar a ser para mí.
—El gusto es mío, yo soy Dean — aprieto su mano y hago un movimiento con mi cabeza como si esperar que siguiera hablando el cual capta en seguida — Dean Geller un placer conocerlo — lo dice de una forma bastante militarizada, como si fuera costumbre para él.
—Y Dean — hago una pausa mientras miro a la puerta por donde entro Malena — Dean Geller, ¿cierto? — lo repito como si no hubiera escuchado su nombre cuando claramente me lo acaba de decir, él solo asiente — entonces si Dean no es una visita, ¿Qué es? — guardo silencio pero luego vuelvo a hablar después de ver las bolsas sobre la mesa — el repartidor de frutas al parecer, bueno Dean fue un placer conocerte, pero creo que es hora de irte, ¿ya te pagaron? — le digo, él me mira detenidamente para después mover la cabeza en un gesto de negación y rápidamente saco algunos billetes de mi cartera antes de que regrese la dueña de la casa.
—Esto es mucho — me dice al entregárselos y yo solo asiento agregándole otro mientras lo miro estático.
—Es la propina, retírate — lo último lo digo de forma sistemática mientras camino a la puerta con él.
Cuando volteo a ver el joven se encuentra estático en el lugar donde lo deje mirando por la puerta donde Malena desapareció hace algunos minutos, cuando voltea a verme comienza a caminar hacia la entrada, pero sin quitar su vista de esa puerta, tal vez añorando que ella salga, él camina directamente a la salida y cuando estoy por casi cerrar la puerta el habla.
—Vilentine –dice y yo solo lo miro — de los mismos que asesinaron a esos niños, ¿verdad? — esas palabras salen de su boca y comienza a caminar sin esperar mi respuesta, simplemente se aleja.
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Secretos que asfixian
Misterio / Suspenso¿Qué pasaría si el día de mañana tu vida cambia? ¿qué pasaría si un día alguien desaparece? Y el juego comienza a cambiar, los secretos comienzan a rebelarse, pero todos estamos rodeados por una nube de secretos, cada uno de nosotros esconde algo de...