Capítulo 26-una muerte anunciada 🩸

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Thomas 

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Thomas 

Odio la gente impuntual

La puntualidad dice mucho sobre una persona, esta podría ser la primera impresión que te da alguien y créanme, la primera impresión es fundamental, básicamente tienes una oportunidad para lograr convencer a alguien de que eres una buena y respetable sin la necesidad de hacer mucho esfuerzo, solo ser puntual.

Considero que la gente no logra comprender lo importante que es dar una buena impresión y no solamente hablo del mundo de los negocios o afines, hablo de la vida en general, para los demás somos un lienzo en blanco antes de conocernos y es nuestra responsabilidad ir pintando en el mismo, la ventaja de esto es que tú decide como pintarte, que decir, que hacer y cómo actuar, son cosas manipulables, entonces tú puedes pintar una imagen falsa sobre ti en la mente de los demás sin tanto esfuerzo.

O bueno, eso fue lo que me ensañaron a mí.

Lo único malo es que cuando esa fase se acaba todo se viene abajo si no lo cuidas, tu verdadera personalidad sale a flote a medida que entras en confianza, por eso mi padre dice que es mejor evitar las relaciones estrechas, aunque él no lo hace.

Él solo tiene dos de esas personas, mi madre y yo, las dos personas que lo hemos visto enloquecer, perder la cordura y hacer locuras, pero también somos las dos personas que más lo queremos sin importar nada, de ese tipo de personas que siempre van a trabajar para ayudarte, que siempre buscan la forma de protegerte y que harán hasta lo imposible para ocultar tus secretos.

Yo no soy como mi padre.

Pero me gustaría ser como él,, un hombre fuerte, valioso y selectivo, de esos que no dejan entrar a nadie a su vida o bueno, solo a los necesarios, pero no lo soy, no soy como él,.

Antes lo intentaba y tal vez lo lograba en parte, ser una persona fuerte que no permitía que nadie cambiara su opinión que mucho menos pasara por encima de él, que actuaba por el bien del mismo y de los suyos, alguien impecable e implacable, claramente no lo logré.

Muchos saben mis secretos, más de los que me gustaría recordar.

Yo dejé caer pintura en varias ocasiones, con mis amigos, con el paso del tiempo he dejado caer un poco de esa pintura, he cambiado ese tono que tanto me logro alcanzar, he dejado que ellos vean en realidad quien soy y también he roto mis propias reglas con ellos.

La bocina de un carro me saca de mis pensamientos y rápidamente me levanto del mueble haciéndole una seña a una de las mujeres del servicio para que se dirija a la entrada conmigo, ella solo asiente y comienza a caminar detrás de mi, al salir de la casa.

Veo el carro de Tiago, del cual una de las puertas se abre de golpe y baja Malena, su pie se ve pálida, ella comienza a correr así la casa pasando por mi lado sin siquiera saludar.

— ¿Qué le pasó a Malena? — me pregunto mientras ella se adentra en la casa y su figura desaparece de mi vista.

— Pregúntale a Erica, que decidió tomar el volante y casi nos estrellamos en un potrero, esta vez si te ibas a chocar con una vaca hermanita — le suelta Tiago a su melliza la cual baja del coche con una nube azul en su cabeza y con una sonrisa triunfal en el rostro.

Secretos que asfixianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora