Desconocido
Odio el olor de hospital.
Odio el ambiente u olor a enfermedad.
Odio el ruido, la gente gritando.
Y también odio el extraño silencio que hay en los hospitales cuando nadie está gritando.
Odio muchas cosas en este mundo y si esto no fuera una situación de vital importancia no estaría aquí, podría estar en mi casa o en algún buen restaurante de la ciudad disfrutando de la compañía de alguna linda chica a la cual no volvería a ver después, de esas que solo son lindas sin personalidad o metas, solo lindas, básicamente un cuerpo sin alma.
Odio a muchas personas y las otras tantas no las tolero, simplemente si alguien me desagrada en lo más mínimo no intento ser amable ni agradable solo por cuidar los sentimientos de otros, no me criaron para poder hacer eso, no me criaron para cuidar los sentimientos de la gente y mucho menos para cuidar de alguien, me criaron para tener lo que quiera cuando lo quiera, no para pasar situaciones incómodas como esta, sé que debería de irme, pero no.
No lo voy a hacer.
Ahora estoy acá, sentado en una fría sala de urgencias, esperando que alguna enfermera salga a darme información, pero el verbo en singular cambia cuando veo a ustedes iguales entrar por la gran puerta mientras gritan y miran asustados a todas partes.
— ¿Qué hacen aquí? — Pregunto después de ponerme de pie al ver a los dos extraños visitantes que realmente no son tan extraños, pero estaba tan desconcentrado que no pensé en lo que dije, aunque usualmente no suelo cuidar mucho lo que sale de tu boca, eso es un privilegio, el poder actuar sin pensar en las consecuencias.
De igual forma me parece extraño que ellos dos estén aquí, principalmente Erica después de lo ocurrió hace algunos días pensé que no la volvería en mucho tiempo, pero al parecer el universo decidió traicionarme.
— ¿Dónde está?, El policía dijo que la trajeron a este hospital — me grita la chica de cabello azul, el cual parece verde vomito a causa del paso del tiempo y mal cuidado, ella me grita de nuevo esperando mi respuesta, pero es interrumpida por su repetido.
— ¿Dónde está ella? Thomas — lo último sonó como un gruñido y hace que mi seño se frunza.
— Adentro, con un médico que la está revisando—le respondo sin darle más detalles innecesarios, aunque la realidad es que no sé mucho, básicamente a mí solo me llamaron sin darme más información.
—¿Qué Paso? ¿Con qué se golpeo? — Tiago me pregunta y por sus ojos rojos puedo asumir que estuvo llorando, Tiago solía ser un niño bastante sensible y llorón de esos que se escondían en un rincón cuando su mami los regañaba, al parecer no ha dejado de serlo.
Él es sensible, siempre usa el corazón más no la cabeza, siempre fue así, creo que él vive en su propio mundo de fantasía donde todos son bueno, me doy cuenta que esta vez derramaba lágrimas por lo que fuera a suceder con su hermana, me gustaría decir que me siento un poco mal por lo ocurrido ese día con su padre, pero no es así, Erica comienza a generar más problemas de los que mis influencias podían manejar y seguir protegiéndola me hubiera perjudicado tanto a mí como a mis amigos.
Me detengo unos segundos para observarla, su rostro se ve pálido, el golpe de su ojo comenzó a cambiar de tonalidad y ahora es una mezcla entre un color morado y tenes tonos de verde que ocupan gran parte de su mejilla, si labia está cubierto por una pequeña curita la cual no logra ocultar el golpe.
Tiago llama mi atención y me saca de mis pensamientos para que conteste la pregunta.
— Al parecer con una roca, una persona del grupo de búsqueda la encontró, tenía sangre en su cabeza y había perdido la conciencia, llamaron a una ambulancia ya millas confieso.
— ¿Y por qué te llamaron a ti? — la primera en contestar es Erica la cual me mira como si acabara de decir la frase mas ofensiva de su vida.
— Soy su numero de emergencia — veo como la expresión de erica cambia de preocupación a indignación al escuchar esas palabras y se me acerca tomándome por el cuello de mi chaqueta.
— Porque tú eres su número de emergencia y yo no, eres un hijo de puta, me robaste a mi amiga — me dice como reclamo, pero sé que hay más sarcasmo en su frase, ella nunca se logra tomar nada en serio y al parecer ni el accidente de Malena ni los gritos de sus padres hacen que ella comience a siquiera preocuparse.
— Ya lo habíamos hablado una vez, está sola en este país y yo soy el que contesta más rápido, ustedes nunca lo hacen — les responde alejándome de la loca.
Una enfermera abre la puerta la cual llama la atención de todos los presentes, volteamos de golpe antes de que ella comience a hablar.
— Familiares a malena piert —pregunta de la mujer de unos 30 años, pero sus ojeras la hacen parecer de 40 o más.
— Somos nosotros, no somos su familia, pero somos lo más cercano a eso — le respondo y no sé porque dije eso, con las primeras palabras hubiera bastado — ¿cómo está ella?
— Tuvo una lesión cerebral traumática — sus palabras hacen que mi corazón se detenga y me imagino el peor escenario, el nudo de mí estómago llega hasta mi garganta para comenzar a ahogarme- al parecer su cabeza se golpeó con lo que parece ser una roca, se encontraron restos de tierra en cabello, se le tomó una angiografía cerebral para ver si había lecciones graves.
— Y que paso — interrumpe Tiago.
— Todo está en orden, es una lesión traumática breve, pero tuvimos que vendarla, realmente no fue tan grave, pero debe de venir a revisión constante y podrá sufrir algunos síntomas — ignora las demás palabras que salieron de su boca.
— ¿Ya podemos verla?
— No, todavía está dormida, lo mejor es que la dejen descansar — hace una pausa y después dice en forma baja — me gustaría hablar con el encargado de cubrir los gastos.
Su pregunta hace que nos miremos un poco incómodos pues no esperábamos ese comentario, pero yo reacciono y me acerco más a la mujer, ella comprende el gesto y me invita a caminar con ella hasta la recepción.
— Verá revisando los datos de la chica, nos damos cuenta de que su seguro de vida no es pagado hace meses, ¿está usted consciente de esto? — me pregunta la joven.
— No la verdad no, pero yo cubriré los gastos – le contesto seguro, nunca me he sentido mal por gastar dinero en alguien que lo necesita, aunque puede llegar a ser muy maleducado puedo ser bondadoso, solo cuando quiero.
— El monto para pagar es algo costoso, le recomiendo pagar el seguro para que pueda recibir el médicamente y las próximas consultas — sus palabras no me sorprenden es un hospital bastante reconocido y los exámenes que le realizaron se escuchan costosos.
— Lo entiendo, por lo de hoy — le digo pasándole mi tarjeta.
— ¿Usted es la pareja de la chica? — me pregunta y dudo mucho que sea proctólogo del hospital, ella solo tiene un trabajo y ese es cobrar.
— Si, lo soy — le respondo sin dudarlo así sea mentira, después de que las palabras salen de mi boca me quedo recapacitando un poco porque acabo de decir eso.
— Pues ella es afortunada de tener a alguien que la proteja — me dice mientras termina de pasar mi tarjeta, para después pasarme un gran papel— por favor firme acá, esta es la orden de salida de la chica y otro tanto papeleo que necesitara para los exámenes próximos.
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hola, se dieron cuanta desde la perspectiva de quien se narra este capítulo, por si no les quedo claro es de mi amado, querido y adorado thomas vilentine, recuerden muy bien ese apellido
En primer lugar yo lo amo, siento que es a uno de los personajes que más le he puesto amor y también es desde la perspectiva que más me gusta escribir, siempre intento darle un aire de arrogancia porque así es el, aunque lastima que thomas no sea el prota, pero bueno, las cosas como son.
Besos
Iris
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Secretos que asfixian
Mystery / Thriller¿Qué pasaría si el día de mañana tu vida cambia? ¿qué pasaría si un día alguien desaparece? Y el juego comienza a cambiar, los secretos comienzan a rebelarse, pero todos estamos rodeados por una nube de secretos, cada uno de nosotros esconde algo de...