Capítulo VI

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Apenas unos días después, Carlisle me quitó la venda de la muñeca, recordándome que no la forzara mucho por si acaso.

Tenía una lista interna en mi cabeza, de las preguntas que quería hacerle pero por otro lado me contenía.

Fruncí el ceño cuando encontré subrayadas algunas páginas de mi libro Mitos y Leyendas Terroríficas.

Algunas tenían únicamente palabras sueltas, otras frases.

Quedé absorta en la lectura.

Leyenda de los muertos vivientes.

Supuestas entidades demoníacas, aturdían a los habitantes del suroeste de Europa.

Cadáveres que regresaban de entre los muertos.

Se te aparecen haya donde estés provocando a menudo la muerte.

Hay que desenterrarlo para atravesarlos con una estaca.

Monstruo nocturno, sediento de sangre.

Demonio mitológico.

Invocación de espíritus.

La caza y el miedo a la oscuridad.

Un ser totalmente libre.

Colmillos.

Al suelo calló una nota con la estilosa caligrafía de él.

1431 - Transilvania.

Príncipe de Valaquia.

Imperio Otomano.

-¡Lee, vamos!

Me sobresalté al escuchar a Meadow llamarme desde el piso de abajo.

Había quedado en que me acercaría hasta el hospital.

Pero antes tenía que hacer una llamada.

-¡Hija mía, cuánto tiempo!

Me imaginé a mi padre sonriendo y saltando de la alegría, igual que un niño pequeño.

-¡No puedo hablar porque tengo que trabajar!-Aclaré para que se centrara.-¡Necesito que me busques información sobre el Príncipe de Valaquia!

-¿Esa persona existe?-Inquirió desconcertado.

-Por algo te estoy pidiendo ayuda.

-De acuerdo.

Colgó de inmediato.

Suspiré, cogiendo mis cosas.

Me mantuve en silencio durante el trayecto, escuchando a Irish contar sus cosas del colegio, los problemas que tenía con una que le caía mal y algunos datos que dio sobre un chico que supuestamente era su mejor amigo.

Entré en la consulta encontrándome un Carlisle Cullen, elegantemente vestido, sonriente y con la mirada de miel.

-¿De dónde eres?

-De Londres.

-Igual que yo...-Lo pensé detenidamente-Siento curiosidad por tu fecha de nacimiento.

-¿La quieres saber?

-¿Prometes ser sincero?

Asintió.-Nací en 1640.

Intenté tragar saliva pero mi boca estaba más seca que Lúxor.

-Atendamos a las personas que están esperando.-Dije.

Caminó con paso lento hasta su silla, sentándose.

El dulce sabor de La SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora