Capítulo XVI

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-Lee, ¡¿en qué demonios andamos metidos?!

-Es bastante largo de explicar-Respondí una vez que llegamos al aeropuerto de Roma.

-Tenemos tiempo de sobra antes de que nos ejecuten.

-¡No vamos a morir!

Había repetido tantas veces esa misma frase en mi cabeza que ya apenas sonaba creíble.

Lo peor, arrastrar a Cody conmigo a un final que no se merecía.

Viajamos con lo puesto; durante el vuelo Garrett no nos había quitado el ojo de encima a ninguno de los dos. Carlisle para él, era igual que la ventanilla del avión, sabías que estaba ahí pero no le dabas importancia.

Nos miraba cual cazador a su presa a punto de comérsela. De echo, ya empezaba a llamar la atención entre la gente, ya que se comportaba cual psicópata deseando cometer un crimen.

-¡Este tipo es idiota!-Replicó Cody-Si lo que quiere es ir a la Toscana, ¿por qué no hemos aterrizado en el aeropuerto de Pisa?

-Tendrá algún plan en mente.

-¡Matarnos por el camino!

-No va a asesinar a nadie delante de tantas personas, ¡se delataría a sí mismo!

Salimos afuera con Carlisle detrás nuestra.

Me picaba la curiosidad por enterarme de lo que tramaba ya que iba pendiente de su móvil todo el rato.

De repente, un Lamborghini color amarillo chillón que llama la atención desde la otra punta de Italia, aparcó enfrente nuestro.

-¿Qué tal estáis?-Preguntó con una sonrisa en el rostro, Alice.

Tanto mi hermano como yo nos quedamos boquiabiertos.

-¡Encantada, soy Alice Cullen, la hija de Carlisle!-Se presentó dándole dos besos-¡Y tú, debes de ser Cody!

Él asintió atónito.

-¡¿Tú pareja tiene una hija adolescente?!

-¡Es difícil de explicar!-Repetí-¿De dónde has sacado el Lamborghini?-Me dirigí a Alice, que estaba radiante pegada a su coche.

-¿Con veintitrés años ya tiene una hija adolescente?-Cody seguía con el tema.

-En realidad, cumplí diecinueve años.

Acorté la distancia entre ella y yo para darle un puñetazo que de poco sirvió porque me hice yo daño.

-Muy entendible todo-Parecía que mi hermano ahora hablaba para sí mismo-El padre le saca cuatro años a la hija.

Sacudí la cabeza.

Carlisle, por fin guardó el móvil acercándose hasta nosotros.

-¿Tú idea para salir de este problema, ha sido avisar a Alice?-Inquirí

-Tambien me he puesto en contacto con otra persona-Respondió posando sus labios sobre mi frente-No hay nada que temer.

-¡Por supuesto! ¿Quién querría acabar con unas vidas inocentes?-La paranoia de Cody iba en aumento aunque razón no le faltaba.

Yo hacía un esfuerzo enorme por ocultar el miedo que circulaba por mi cuerpo, avisándome del peligro.

-Alice es la debilidad de Aro-Comentó Carlisle.-Está más que enamorado del talento que ella posee.

Cody frunció el ceño.

-¿Vas a hacer una especie de trueque?

Alice rió.

El dulce sabor de La SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora