Capítulo XIX

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La casa de Irlanda ya tenía aspecto de un reconfortable hogar.

Al menos por dentro, ya que por fuera seguía dando un poco de miedo entrar.

Yo, al menos ya me había acostumbrado.

Los Cullen, aunque intenté ayudar y solamente me dejaban las tareas sencillas, junto con mi hermano, habían tenido que hacer más de una reforma.

Garrett volvió.

Los Vulturi se deshicieron de él, dándole una segunda oportunidad.

Y no la aprovechó.

No sé como nos encontró; Edward creyó que por el olor que desprendiamos Cody y yo.

Fue listo de esperar justo cuando algunos miembros de la familia se tenían que ir de caza, entre ellos, Carlisle. Me espero en lo alto de las escaleras, con una sonrisa terrofica en el rostro.

-Vaya...-Murmuró.

Mi instinto me avisó que saliese corriendo de allí pero las piernas no me respondieron.

Cuando quise darme cuenta lo tenía delante de mí empujándome contra la pared.

-Antes, dábamos miedo a los humanos. Era sencillo. Ahora, las cosas han cambiado hasta tal punto en el que los humanos se enamoran de un ser aterrador.

Intenté incorporarme sin dejar de acariciar mi vientre y con un dolor punzante en el brazo.

-¿Para tí es normal eso?-Inquirió.

-Considero que cada uno puede hacer lo que quiera con su vida sin interferir en la de los demás.

-Es una buena reflexión.-Me alzó tan rápido que grité de dolor cuando caí de rodillas dándome contra un escalón-Pero sigo pensando que Carlisle no se está portando bien, y que Los Vulturi, a pesar de haberme amenazado con que estaría vigilado, se han sido muy blandos contigo.

Intentó atacarme de nuevo pero un destello que salió de mí, rodeándome, se lo impidió, dándole de bruces contra la mesa que se partió sobre él.

Se recuperó enseguida mirándose el cuerpo de arriba a abajo.

Yo había conseguido levantarme, a pesar de que las fuerzas me fallaban.

-¿Eso ha sido magia?-Se cabreó aún más-¡Bruja!

Intenté hacer memoria de como había logrado protegerme, ya que él avanzó hacia mí con ganas de acabar conmigo.

-Las brujas han sido famosas en toda Inglaterra-Su voz me arrancó una débil sonrisa-Se rumoreaba por las calles que eran caníbales y asesinaban niños.

Tragué saliva.

-¡Estás informado de todo, Carlisle!

-Es lo que tiene haber vivido en el siglo XVII, que te sabes la historia completa.

-En tu caso sí-Afirmó, calmando su humor-Los que murieron hace más de trescientos años no pueden decir lo mismo.

-No todas las personas tienen la suerte de ver pasar los siglos y que nada les roce.-Acarició con sus nudillos mi mejilla-Ni siquiera el tiempo, permaneciendo asi intactos.

-¿Y ella?-Me señaló haciendo un gesto con la cara.

-Tiene un don-Replicó Carlisle.

-Pues sólo le ha faltado sacar un libro y ponerse a recitar unos versos extraños en otro idioma.

Fruncí el ceño a la vez que él perdía la paciencia.

Exhibió sus dientes puntiagudos y blancos para abalanzarse sobre Garrett.

El dulce sabor de La SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora