Capítulo XI

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Los problemas al igual que los asesinatos, en vez de disminuir, aumentaban.

El primero y había echo un esfuerzo enorme por no pensarlo mucho cuando Edward o Alice estuviesen cerca de mí, mi cumpleaños. Las semanas y los días pasaban demasiado rápido cuando menos deseaba que llegase ese momento.

No tenía nada que ver el echo de cumplir veinticinco años, que a mí eso me daba igual.

Por estas fechas me acordaba siempre de una frase que mi padre me decía de pequeña:

-¡Es mejor sumar años!-Me alzó en brazos, sentándome sobre sus rodillas-Lo malo es dejar de hacerlo. Porque solo significará una cosa.

A diferencia de los demás, a mí no me gustaba celebrarlo.

Desde que nací, mis hermanos gemelos me han echo todo tipo de travesuras en mi cumpleaños. Ellos no podían dejar pasar por alto el treinta y uno de octubre. Desde disfraces terroríficos casi realistas, que se esforzaban en ello, hasta regalos misteriosos como una carta antigua manchada de sangre, que leer lo que había escrito en ella, con tantos manchones y la delicadeza del papel, me llevaba interminables horas.

Archer disfrutaba más, en cambio Cody, aunque no disimulaba la sonrisa que se dibujaba en su cara, se compadecía de mí. Aunque en ese instante quisiera arrancarle a los dos la cabeza.

No fue muy normal despertar con trece años y tener un esqueleto al lado.

Del susto lo tiré de la cama.

Pero lo que más me impresionó es que parecía reírse cuando la habitación entera se hallaba en silencio.

-¡Archer!-Vociferé-¡Cody!

-Te dije que era mejor un animal muerto.

El gemelo menor entró tranquilamente, ignorandome.

-Eso es muy traumático.-Respondió Cody-El cadáver de una persona, no deja secuelas.

Parpadeé varias veces.

-¡Cómo qué una persona! ¡¿Quién demonios es este?!

Señalé los huesos.

Ambos se encogieron de hombros.

-Lo desenterramos para tí.-Hablaron al unísono-¡Feliz Halloween!

-¡¿Queréis que me caiga encima una maldición?!

Se miraron el uno al otro durante unos segundos.

-¡Exagerada!-Rió Archer.

-Piensa que puedes ayudar a sus familiares averiguando la causa de su muerte.

-¿Vosotros estáis bien de la cabeza?-Pregunté de manera retórica-¡Qué no se debe ir desenterrando cuerpos a lo loco sin la supervisión de un órgano judicial!

-¿Preferías una araña?

Puse los ojos en blanco.

-¿Es mucho pedir un cumpleaños tranquilo?

Salí de la cama, abriendo la puerta furiosa.

Lo peor fue que mis padres creyeron que era el mismo esqueleto que teníamos en el instituto para la clase de biología.

Apreté los labios con fuerza cuando Archer pasó aquella mano por mi cabello fingiendo peinarme.

-Al parecer a nuestro nuevo amigo le caes bien.

No le contesté, llevándome los cereales a mí habitación.

Horas después la policía se presentó en nuestra casa buscando a los gemelos.

El dulce sabor de La SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora