Tres años transcurrieron, tres años en los que Emir nunca se acercó a sus pequeñas hijas, como siempre las veía a través de las pantallas de unas cámaras o a través de las ventanas de su habitación que estaban hacia el jardín.
Ezra nunca dejó de ser su fiel guardiana de sus sueños, siempre atenta a sus necesidades, pero jamás logró llenar el vacío de papá y mamá en ellas.
— Tita, papá, papá. — Balbuceaba la pequeña Yara
— Pronto llegará papá mi amor, y cuando venga traerá muchos muchos besos y abrazos para ustedes. ¿Desean verlo? — Preguntó Ezra haciéndole trampa a la vida, junto a Ugür.
— ¡Siii! — Respondieron dando saltos de alegría, pues hoy verían al que ellas creían su padre a través de una pantalla.
Ezra envió el mensaje que siempre enviaba, ellos no dejarían que sus princesas crecieran creyendo que su padre no las amaba, no dejarían dañar su corazón.
Emir desde las ventanas de su habitación las veía muy felices viendo la pantalla de la portátil de Ezra, jamás se imaginó ni por asar del destino lo que sus hermanos hacían.
El sonido de su celular lo interrumpió, vio la pantalla y era Demir Aksoy su hermano menor.
— Dime Demir, ¿que sucede?
— Hermano, ¿Donde estás? Ven pronto a la empresa. — Habló Demir muy enojado.
— Estoy saliendo ya, en treinta minutos estoy ahí. ¿pero que sucede?
— Solo ven y arregla este tu desastre. — Demir cortó la llamada, y Emir cogió su chaqueta y salió de la habitación, subió a su auto seguido por sus guardaespaldas, y se fue.En el jardín.
— ¡Hola mis amores,! — Saludó Ugür muy cariñoso con sus sobrinas.
— ¡Papá! — Gritaron al unísono la pequeñas.
— ¿Cuando vienes papito? — Preguntó la pequeña Aylín.
— Pronto estaré con ustedes mis amores, pronto llevaré muchos besos abrazos y juguetes. ¿Que quieren que le lleve esta vez?
— Un pony — Respondió la pequeña Yara Elif.
— ¿Y tu? Mi princesa mayor. ¿Que deseas que te lleve? — Preguntó a Aylín Dylara.
— Tú, papá, tú eres mi regalo más lindo. — Respondió sonriendo.
El corazón de Ugür se hinchó de felicidad al ver que su pequeña trampa estaba salvando esos corazones inocentes de vivir una soledad inmerecida.
Los ojos de Ezra se llenaron de lágrimas al ver la escena, abrazó a sus sobrinas ocultando sus lágrimas a punto de caer por su rostro.Emir llegó al imponente edificio donde tenía su oficina, pidió el ascensor privado y fue directo a su oficina.y lo que menos se imaginó fue ver a la Genevieve koslov sentada en el sillón presidencial.
— Señor, discúlpeme pero yo traté de detenerla y fue imposi.......— Fue interrumpida por un enojado Emir.
— Está visto que no haces bien tu trabajo Zeynep.
Emir abrió la puerta y se quedó de piedra al verla ahí, sentada en su lugar, pero reaccionó muy rápido, no podía demostrarle lo impactado que estaba al verla ahí, tan hermosa como carente de sentimientos.
— ¿¡ Genevieve!? ¿Que haces aquí? fuiste muy clara en el pasado, así que no veo que haces aquí.— Habló Emir en tono frío y sin expresión alguna
— Vine por mis hijas, y por ti, todo este tiempo estuve sumergida en mi arrepentimiento y sanando mis heridas para poder llegar a ti, con un alma limpia de resentimientos.
Emir la miró como escudriñando la verdad en sus ojos, no podía creer el cinismo de esta mujer, a pesar de que no volvió a saber de ella, no olvidó jamás sus palabras.
— Dijiste que no querías a tus hijas, que no las necesitabas y mucho menos a mí, así que no veo la razón de tu regreso.
Genevieve trató de acercarse a Emir pero el la detuvo.
— No te me acerques y mucho menos me toques. — La rechazó agarrando sus muñecas.
— Emir, por favor, hablemos. — Insistió ella, mientras Emir la echaba de la oficina.
— No tenemos nada de qué hablar, así que te largas y no vuelvas aquí y a ningún lado donde mis hijas y yo estamos, te quiero lejos, a miles de kilómetros de distancia de ellas y de mi.
— ¡Emir! Escúchame ¡Emir! ¡Emiir! Gritó mientras la arrastraba al ascensor.
— Largo de aquí mujerzuela. — Emir la empujó al suelo marcó los dígitos y la envió al sótano.
Se dirigió a Zeynep la miró fijamente y le habló, más bien la amenazó.
— Si vuelvo a entrar a mi oficina y encuentro algún desconocido ahí dentro te pasará lo mismo que a esa mujer. ¿Entendiste?
— Mil disculpas señor, yo no la dejé pasar, ella me empujó y entró diciendo que era su prometida.
— ¡No quiero escusas! — Gritó y Zeynep dio un brinco en su asiento.
— Estás advertida.
— Si señor.
— Ahora llama a Selim, que venga de inmediato a mi oficina.
Zeynep llamó al nuevo investigador privado quien en menos de diez minutos estaba ahí frente a Emir.
— Bien, cuando tenga toda la información de esta mujer te la hago llegar.
Selim salió de la oficina de Emir, mientras Genevieve tomaba un Uber para ir al departamento que alguna vez compartió con Emir, creyendo que estaría ahí con las pequeñas.
Llegó, se bajó y pidió el ascensor , y fue al piso dónde estaban, tocó el timbre y es una joven con una pequeña de la misma edad quien le abre la puerta.
— Mi hija, mi pequeña bebé, ¿donde está la otra? — Se abalanzó Genevieve sobre aquella desconocida que en segundos y sin que su extraña invasora la viera tocó el botón de pánico.
— ¿Que le pasa señora? Usted está loca, esta bebé es mi hija.
— Tú eres su Nana, yo soy su verdadera madre, ¿Donde está mi otra hija? ¡contesta!
— ¡Auxilio! Por favor ayuda.
Y es ahí que llega la policía.
— Arriba las manos. — Gritó uno apuntando a Genevieve.
— Señor, esta pequeña es mi hija y ella su Nana, y no me la quiere devolver.
— Es mi hija señor, y esta loca dice ser de ella.
— Son mías, son gemelas yo vivía aquí.
— Señoras, tienen que acompañarnos a la estación de policía, y ahí averiguar quién es la verdadera madre de la niña.— Ordenó el oficial, y Genevieve tensó su cuerpo, pues sabía que en cualquier momento descubrirían sus delitos de secuestro de los hijos de Donatello, y documentación falsa.
Genevieve explicó y aclaró el tiempo que vivió ahí , al igual que la mujer diciendo a quien les había comprado aquel departamento.
Todo aclarado, salieron del edificio, y Genevieve fue llevada a la mansión de Asaf Yagmur Aksoy padre de Emir.
Tocaron el timbre y fue el oficial quien habló.
— La señora dice ser su hija, señor Aksoy.
Asaf miró con desprecio a la mujer, y asintió confirmando la información.
El oficial se marchó y Genevieve estaba ahí frente a las personas que alguna vez la quisieron y aceptaron como un miembro más de la familia.
— Defne, llama a Emir, él sabrá que hacer con esta mujer.
Media hora después Emir estaba llegando a la mansión de su padre.
— ¿Acaso no entendiste que no quería verte cerca de mi familia?
— Hijo, cálmate por favor.
— No madre, esta mujer no tiene derecho alguno a acercarse a mis hijas, ¿Se te olvida que la tuve que encerrar para que no le haga daño en su vientre? Esta mujer no merece ser llamada madre.
— Pero son mis hijas, y ni tú, ni nadie puede cambiar eso.— Hablo fuerte Genevieve.
— Para desgracia de ellas y mía, tienes razón.
— Siempre me verás en ellas, aunque pase el tiempo, cuando las mires me verás a mí, siempre seré una sombra en tu vida.
— Padre, encierra a esta mujer hasta que vea que hizo todo este tiempo, si descubro que ha hecho algo malo no le permitiré ver a mis hijas.
— No pueden hacer esto, es un delito el secuestro los voy a demandar.
Asaf Yagmur la agarró por el brazo y la llevó arrastra a una de las habitaciones de servicio.
— Ahí estarás, le pasarán alimento por las rejas de la ventana. — Dio la orden al personal de servicio.
— No pueden dejarme aquí, ¡Emir! ¡Emir! Me las van a pagar.— Gritó con desespero, no quería estar ahí cuando descubrieran sus delitos.
Una semana después Selim enviaba al correo el informe de tadas las maldades hechas por Genevieve, Emir no podía creer que tan bajo había caído la mujer que amaba, ver qué era buscada por las autoridades españolas no le hizo gracia que alguien así viera y estuviera cerca de sus hijas.Cogió el celular y marcó el número del abogado, pues necesitaba estar asesorado para poder actuar.
El abogado indicó que por ser ciudadana rusa, no podía ser entregada a las autoridades españolas pues en ese país, no contaban con la ley de extradición para poder entregarlas a las autoridades.
— ¿Me jodes? Quiere decir que ella puede matar al perro en el país vecino, viene aquí y no se la puede ajusticiar .
— Son las leyes mi amigo. y no podemos pasar de ellas.
— Entonces ¿que hago? No quiero a esta mujer cerca de mis hijas.
Puedes poner ley de distanciamiento, no puede acercarse a ti ni a ellas.
— Pues que esperas, hazlo.
Y así pudo mantener alegada a esa mujer de su vida y de la de sus hijas por algún tiempo.
— Voy a llevarme a mis hijas Emir Aksoy, tú no podrás evitarlo.
Cogió su teléfono y llamó a sus antiguas amigas, Lavinia Valvonesi y Waleska Petrovic.
— Lavinia, puedes venir a verme por favor, necesito ayuda, estoy en el hospital y no tengo quien me ayude, por favor.
— Genevieve, ¿que haces aquí en Turquía?— Interrogó una preocupada Lavinia.
— Ven y te explico, por favor.
— Está bien, voy pronto.
La presencia de Genevieve era algo que a ella no le agradaba mucho, pues comprendió que no tenía oportunidad con Emir, pero aún así no podía dejar de acudir al llamado.
— Waleska, Genevieve a regresado.
— ¿Que? ¿Cuando? ¿ donde está? — Eran las preguntas de su amiga.
— Dice que en el hospital, ve por ella por favor, yo tengo una muy importante cita esta noche, y no puedo faltar, por favor ve por esa loca, está en el hospital, espero esta vez no ve g a arruinar todo otra vez.
— Está bien, veré que hacer, y voy a buscarla, no te preocupes, yo me hago cargo.
Cada una salió hacer lo suyo,
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UN TRATO CON EL CEO (5to libro de la saga cielo eterno)
Non-Fiction¿Que pasa cuándo los malos entendidos te llevan a proponer Un trato con el CEO ? Adhara Raphaella, por vengarse del hombre que le destrozó la vida a su hermana, ve en Emir el candidato perfecto para su propósito. Un hombre que no cree en el amor, y...