CAPITULO 17

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Adhara llegó a la mansión Aksoy, y fue al jardín, paseó un buen rato tratando de despejar su mente y tratando de hilar sus ideas, En la noche, Emir dejó a Adhara en su habitación y fue a la suya, con una enorme sonrisa y un corazón latiendo a mil, llegó y se tiró sobre su cama.
Pasó la noche entera pensando en como y de qué manera le confesaría sus sentimientos, la madrugada llegó y con él, Morfeo que se apoderó de el.
Al despertar se duchó y salió muy temprano a la oficina, en el camino marcó a Kerim.
— ¿Ya estás en la oficina?
— Oye, soy empleado no esclavo. — Respondió con sorna.
— Necesito consejos del play-boy de Estambul.
— Con gusto te los doy.
— Ahí voy.
Emir condujo lo más de prisa que pudo, llegó al estacionamiento, subió a la oficina  y esperó a Kerim.
Media hora después el toque de la puerta le llamó la atención.
— Pasa.— Ordenó y Kerim pasó.
— Aquí estoy, ¿para que soy bueno?
— Raphaella.
— ¿Qué sucede con ella ?
— Esa mujer es un espectáculo, y me está volviendo loco.
— Pues dice lo. — Le aconsejó  encogiéndose de hombros, algo que para el era algo natural y normal, pues era el mujeriego soltero más cotizado de Estambul y toda Turquía.
— Para ti es fácil, pues eres el mujeriego más solicitado.
— Amigo, no sé cómo fue con la madre de tus hijos.
— Eso fue un desastre, ahora es diferente, ahora es, no lo puedo explicar.— Emir habló suspirando profundo,  y caminando por la oficina con las manos metidas en los bolsillos.
— No lo creo, ¿estás enamorado? Pero eso es muy bueno mi hermano.— Expuso entre risas Kerim.
— No sé si es amor, lo único que sé, es que la quiero a mi lado.
— Eso es el amor mi amigo, conquista  su amor, dile lo que sientes por ella.
— Creerás que soy un quedado, pero siento temor.
— ¿Temor a que?
— A que me esté ilusionando, y sea un fracaso nuevamente.
— No lo será, no todas las mujeres son iguales.
— No sé cómo acercarme a ella.
Y es en ese momento en que Kerim se acerca a Emir, lo toma por las mejillas y le explica.
— Así, has de cuenta que tú eres ella y yo soy tú, te acercas la tomas por su rostro, la miras fijamente a los ojos, te acerca mucho a ella casi rozando sus labios, y le dices. Estoy profundamente enamorado de ti, eres el amor de mi vida.
Y justo en ese momento, y en una posición comprometedora, los encuentra Adhara Raphaella, quedando en shock, por lo que vaya y escuchaba.
Emir quedó de piedra ante la presencia de ella, miró a Kerim y luego a Adhara, vio cuando ella cerró la puerta para irse, pasó las manos por su rostro y caminó de un lugar a otro con las manos en la cintura.
— ¡Rayos! ¡Carajo! No es posible que nos allá visto en esta situación extrema, debe estar pensando que soy. ..
Kerim no podía hablar de la risa, Emir lo fulminó con la mirada.
— ¡Ve! ¿Qué haces aquí? síguela.
Emir salió como alma que lleva el diablo, tomó el ascensor y bajó, salió de la caja metálica y miró a todos lados, no estaba, corrió a su auto y salió tan rápido, seguido por sus guardaespaldas.
Corrió tan rápido, que pudo alcanzarla. Adhara se estacionó a un lado de la carretera y Emir se acercó a ella.  Emir se paró frente a ella, suspiró profundo, dio suaves toques en el vidrio de la ventanilla del auto y estos bajaron.
— ¿Puedes salir de ahí? Necesito hablarte por favor.
Adhara salió, del auto con los nervios a flor de piel, miró a Emir y desvió la mirada.
— Perdón, mil perdón, jamás vuelvo a entrar a tu oficina sin avisar, es más no vuelvo a  ir a tu oficina sin avisar, no iré más.
—  ¡He!, cálmate, no es que se acabe el mundo, Tranquila. — Le habló Emir tratando de tranquilizarla un poco.
— Lo que viste no es lo que parece.
—Tranquilo Emir, tranquilo, como dije tu secreto está a salvo conmigo, yo no vi nada, no diré nada de algo que no he visto jamás.
— ¿Pero que viste?
— Nada, nada no vi nada, te lo juro que no vi nada. Además estoy ciega, ciega, sorda, y muda. Si eso, así estoy.
— Me voy, tengo que buscar un trabajo de medio tiempo para poder sustentar me, mi documentación se quedó toda en el consultorio y prácticamente estoy de ilegal,  y no tengo trabajo, ya me enviaron todo lo que necesito.
— Cálmate mujer, déjame hablar.
— No Tranquilo yo, yo...
Sus palabras fueron silenciadas por los labios de Emir, que los unió para callar a esa loca que no paraba de hablar.
Adhara ante ese sorpresivo beso quedó impactada, aprovechó y respondió a ese dulce y tan deseado beso, este se intensificó, sus lenguas se entrelazaban, Adhara llevó sus manos a los cabellos de Emir y los enredó entre ellos, Emir metió la mano a través de su blusa y acarició su espalda, un gemido salió de la garganta de Adhara, mordió ese labio inferior de Emir y suspiró profundo.
— Raphaella, yo.
— No digas nada Emir, entiendo, no volverá a suceder, sé que arrepentirte  no borra nada, poro yo trataré de evitarlo.
— No, no, espera.
— Tranquilo, nos vemos en la casa. Adiós.
Subió a su auto y simplemente se marchó dejándolo ahí con la palabra en la boca.
— Yo disfruté mucho ese beso. —Terminó la frase que pensó decirle, pero que ella no escuchó.
— ¡Joder! Pero que carajos a acaba de pasar, está loca mal entendió todo, es que solo a mi me pasa, ¿Pero como es que se formó esa mala idea de mi"
Se cuestionaba mentalmente, sin poder hacer más para demostrar que ella era mucho más que ese beso.
Subió a su auto y nuevamente volvió a la empresa. Subió a su oficina, sirvió un vaso de whisky y lo bebió de un solo.
Kerim lo vio llegar y fue a su encuentro.
— ¿Qué sucedió? ¿La alcanzaste? — Interrogó, mirando lo que estaba como un león enjaulado, caminando de un lugar a otro.
— No sé como, ni por qué se ha hecho esa idea, y ahora para joderse todo, nos encuentra a punto de besarnos.
— ¿A quien casi encuentran besando?
Preguntaba Ugür, entrando a la oficina, Kerim lo miró luego a Emir y se encogió de hombros aguantando la risa.
— A Kerim y mi, Raphaella se está imaginando lo que no es. — Respondió Emir y una explosión de risas se escuchó entre Ugür y Kerim. Emir los fulminó con la mirada.
— No le veo lo gracioso como para que se rían. — Habló algo enojado.
— Es que no te imagino  besando a Kerim y siendo descubierto por Raphaella, y la pobre, la impresión que se llevó.ñq
Emir hizo una mueca de reír.
— Muy chistosos, además no sé de dónde sacó que soy gay.
Ugür nuevamente rompió en risa.
— ¿Gay? Tu.
— Si, yo, que yo soy gay. — Gritó sin saber que su voz se escuchó hasta fuera de su oficinas, pues Ugür no dejó del todo cerrado.

UN TRATO CON EL CEO (5to libro de la saga cielo eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora